202. EL DILEMA DE ISIS
ISIS:
Me quedo mirando cómo se va Jacking sin girar a mirarme una sola vez. Casi choca con mi madre, que en ese momento subía con unos aperitivos en una bandeja. No me ha dejado ni explicarle lo que quise decir, simplemente se ha marchado.
—¿Qué te pasa, Isis? ¿Por qué gritan? ¿Y por qué se fue ese muchacho con esa cara de terror? —pregunta mamá, desconcertada.
—¡¿Pero quién se ha creído él para prohibirme nada?! —La furia no puedo controlarla—. ¡Se fue sin dejarme ni terminar, y encima se puso a gritarme!
—Niña, cálmate y cuéntame qué pasó —mamá me hace sentar—. ¿Qué le hiciste a ese chico?
—No le hice nada, mamá —contesto, molesta por que me mire como si fuera culpable—. ¡Solo le dije que debíamos dejar de vernos porque no quiero amarlo!
Mamá me observa fijamente, más sorprendida que molesta. Deja la bandeja en la mesa con un estruendo contenido y, tras cruzarse de brazos, me habla con el tono pausado que suele usar cuando intenta comprender algo que no le cabe en la cabez