JACKING:

Sus palabras solo logran encender más mi frustración. Mat ruge dentro de mí, haciendo eco de mi furia. Se revuelca en mi interior de forma insistente, exigiendo salir y resolver esto él mismo.  

—¡¿Qué esperabas que hiciéramos?! —repliqué, clavando mi mirada en Bennu—. ¿Íbamos a dejar que esos lobos se fueran vivos mientras nuestras mitades estaban inconscientes, para que las raptaran otra vez? No podía arriesgarme.  

—Son muy hábiles; pudieron pasar la guardia que había dejado allí —dice Bennu, pensativo—. Debe ser alguien cercano, que conoce bien la montaña. Le pregunté al viejo, y dice que sintió movimientos anoche, pero que era muy oscuro y no vio quiénes eran.  

Amet asintió, aunque estaba claro que no le gustaba quedarse esperando respuestas. Me volví h