La vieja mansión Diamantis era muy bella y acogedora, los jardínes llenos de flores de diferente color, le daban un toque especial, la familia Diamantis estaba encantada con el heredero de Sasha, el niño era adorable, además era un requisito que se le pedía a los cabeza de familia engendrar un hijo para heredar su imperio
Una vez corroborado que efectivamente el niño era de Sasha, los mayores regresaron a sus ostentosas vidas, así eran ellos, les gustaba vivir entre lujos y costosas cosas materiales, nunca iban a cambiar su estilo de vida
La noche cayó y Abelardito fue instalado en el cuarto que había pertenecido a un bebé, ahí, en ese lugar y en esa cuna, el mafioso griego había sido criado por su madre, la señora Clara de Diamantis, era una verdadera lástima que hubiera muerto tan joven de una enfermedad desconocida, Sasha apenas tenía cinco años cuándo lo dejó solito
¡¿No entiendo por qué Abelardo tiene que dormir solo en esa habitación?! ¡estamos en una casa ajena, el niño debe do