Los enamorados estaban llegando a donde cenarían juntos, Alan como todo caballero le abrió la puerta del auto y la ayudo a bajar estaba tan contento que no podía dejar de mirarla.
— Buenas noches, mi nombre es Sandra y seré responsable de atenderles esa noche— sonrió y luego se fue.
— Preciosa ¿Que ordenaras?— pregunto Alan mirando la carta de menú.
— No lo sé, hay muchas cosas buenas aquí.
Alan trago grueso se estaba sintiendo intimidado por ella era la primera ves que una mujer lo hacia sentir tan cómodo como incomodo a la ves pidieron la comida y se quedaron hablando sobre los negocios que Alan había hecho recientemente.
— Alan ¿Puedes prometerme algo?— Pregunto
— ¿Que?
— Prométeme que nunca me darás ninguna información sobre tus acciones o cuántas.
— Por que dices eso tú eres mi esposa y deberías de saber todo eso.
— No, por favor... No lo hagas... No quiero meterme en nada de tus negocios