Capítulo 41

Piero

Miro hacia mi teléfono con incredulidad, creo que es la primera vez que mi hermana me cuelga sin despedirse, y eso me hace sentirme mal; sé que no he hecho las cosas correctamente. Después de depositar el teléfono en la mesa, me levanto de la silla, y doy vueltas alrededor de mis despacho.

Después de unos minutos pensando en como solucionar la cadena de decisiones poco acertadas que he tomado últimamente, me acerco a la puerta, la abro, y me giro hacia la asustada chica que sustituye a mi secretaria.

- ¿Puedo hacer algo por usted, señor Cardoglia?

La pobre apenas levanta los ojos de la marabunta de papeles que alfombra su escritorio, y me siento mal por el jefe tan pésimo que he sido en las últimas semanas.

- Si, por favor, llama a Anna para que se reincorpore mañana, y después de eso, pasa a mi despacho con mi agenda.

Cierro la puerta de

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