Emily.
El fin de semana pasó como un rayo, volví a mi rutina de trabajo dando gracias al cielo por ocuparme de las cosas que realmente debía gastarle energía.
Mi cabeza no cesaba de pensar todo el tiempo, cada hora y cada minuto sobre la supuesta dolencia de Sara. Ella había sido dada de alta el domingo por la tarde. Mis padres y Andrés fueron a verla al hospital, y cuando llegaron a casa, sus caras estaban lo bastante largas como para querer hacerles todo tipo de preguntas.
Básicamente Alex nunca quiso despegarse de ella, y Sara tampoco permitió que mis padres fueran a su apartamento a ver si necesitaba ayuda allá. Estaba convencida de que esta era otra de las cosas que Sara estaba haciendo para conquistar a Alex, y de cierta forma la aplaudía, porque en comparación a mí, yo estaba aquí, sentada, hecha una mierda, esperando que