Slayer: Un lobo para la humanaES

Epílogo

"Supongo que al final somos de quienes se atreven a quedarse a nuestro lado sin importar que tan difícil se vuelva el camino"Héctor Carranza A.Semanas después. AgathaLas manos me tiemblan y los ojos se me humedecen cuando veo mi reflejo en el espejo, no puedo creer que esté pasando, no puedo creer que por fin formare mi propia familia y tendré un hogar como siempre lo soñé.Estoy cumpliendo uno de mis sueños que siempre vi lejano.No sé si serán las emociones, pero no puedo evitar derramar una que otra lagrima.Esto es mucho más de lo que siempre anhele y por todo lo que luche.—Respira Agatha que se te correrá el maquillaje —me regaña Lexi sosteniendo a mi hija Hope, que lleva un vestido blanco y juega con su osito de peluche&mdash

Capítulo Final: Fortaleza y Esperanza

SlayerEl corazón se me detiene junto al de ella y los músculos de mi cuerpo se ponen rígidos, al verla pálida en esa camilla, segundos que no me dejan razonar. La respiración se me agita y lo único que atino es a rugir y a tomar al doctor Thomas de la solapa de su vestimenta.—Slayer esta...—¡No, no está muerta, no puede dejarme! —un escalofrió recorre mi espina dorsal al tener las ansias de querer destrozar la garganta del doctor—. Reanímala ¡Que la reanimes mierda!Lo obligo a que haga algo, su mirada se torna temerosa y huelo el miedo de sus acciones.«No puede dejarme»«No pude castigarme con su ausencia»Kate asiente y la máquina se posa en su pecho soltando las descargas eléctricas que la hacen saltar, lo intenta una segunda vez y nada, el monitor sigue marcando l

Capítulo Diecinueve: Nacieron

Ocho semanas despuésAgathaDespierto con los fuertes gruñido que da Slayer.Habla enfurecido y ruje como si quisiera aniquilar a alguien, sé que está en una discusión que escucho a la perfección desde el segundo piso, lo cual me hace levantar de la cama para ver qué sucede y que lo tiene tan inquieto y enojado.Tengo cinco meses de embarazo, es decir ciento cincuenta y dos días con mis pequeños que crecen y se mueven cada vez que su padre les habla o los acaricia, pero parezco una mujer embarazada de nueve meses que está a punto de parir.Hace unos días me hice una ecografía y ambos cachorros estaban creciendo sanos, sin ninguna complicación, lo que alivia algo mi preocupación, pero cada vez que el tiempo corre un miedo se apodera de mí porque el parto cada vez está más cerca.Me obse

Capítulo Dieciocho: Te amo

AgathaEstas semanas han sido un caos, entre su persuasión y mi negativa, sigo distante manteniendo firme mi decisión, pero es que a veces me la pone tan difícil, sobre todo cuando tiene detalles que me hacen suspirar de amor, como los desayunos a la cama o las rosas rojas y blancas que deja cada mañana aromatizando toda la habitación.Después de esa conversación donde se impuso, acepte a regañadientes su petición, tampoco fue como si me hubiera dado otra opción.Ese mismo día llamó a Eros informándole de la situación, quien se enojó y le advirtió sobre mi cuidado. Además, aprovecho de solicitar que trasladaran todo lo de la vivienda temporal a su cabaña, para monitorear mi embarazo.Así fue como la primera semana entre los licántropos del refugio y en supervisión de la doctora Kate acomodaron

Capítulo Diecisiete: Míos para siempre tú y ellos

Capítulo Dieciséis: Decisiones

AgathaDicen que el amor es la droga mas fuerte que puede experimentar el ser humano, pero yo no estoy tan segura, el miedo se toma mi piel y temo por mis hijos que ya amo profundamente.He tomado muchas decisiones erróneas, pero creo que tenerlos no es una de ellas.Después de salir de la consulta de Evelyn, mi mundo se detuvo, tengo cinco semanas de embarazo y eso solo significa que los concebí en el laboratorio, la primera noche después de nuestro reencuentro en las altas montañas del regugio.Me regaño por ser tan ilusa, ingenua y tonta, nunca medite las consecuencias solo pensé en entregarme a él porque me gustaba, así de simple.Resoplo frustrada porque aunque no se me nota la panza, tarde o temprano sé que por estudios que se han realizado a las humanas, de una semana para otra se puede abultar y ya no tendré excusa para negarlo.—Tiene