Y si así fuera

Los paisajes verdes y reconfortantes de siempre parecían perderse mientras se alejaba poco a poco de la hermosa mansión Singh , las ideas revoloteaban como mariposas en su mente, todo parecía marchar bien, Madison había recibido las llaves de su nuevo apartamento que estaría cerca de la universidad y esa mañana se dirigía a revisar que todo estuviera en orden con la mudanza, los recuerdos de su vida en soledad siendo la esposa de un fantasma finalmente quedaría atrás, era libre de prepararse para el futuro que siempre soñó...y quizás enamorarse, o quizás no...la refrescante brisa matutina golpeaba con suavidad su hermoso rostro sonriente, su auto finalmente estaba listo y parecía no haber problemas de ningún tipo, todo marchaba bien, había llamado a su querida amiga Stefany quien la ayudaría a acomodar las cajas de mudanza que seguramente ya habían llegado y estarían apiladas en la entrada del edificio, ese sería un día ocupado y había pedido a Jason (Jacob) que la acompañase a su destino.

Jacob observaba la pequeña figura de su aún esposa, era increíble la emoción que desbordaba por montones por una razón tan simple como una mudanza, aunque, extrañamente, comenzaba a tomar cariño de aquellas actitudes tan simples y a veces infantiles que tenía la hermosa chica, aún recordaba su silueta delicada y femenina bañada por la luz de la luna, aquella visión le recordaba a las ninfas que jugueteaban y danzaban en los claros y lagos de los bosques en los cuentos de hadas o los mitos griegos, su figura envuelta de luz, lo mucho que le recordó a la belleza grácil y pura que una vez lucio con orgullo su hermosa madre...no entendía que tenía aquella joven de cabellera azabache que la hacía lucir tan diferente al resto de mujeres que había conocido a lo largo de sus muchas noches, era simplemente distinta.

La carretera finalmente desaparecía de su vista dejando atrás los verdes prados y las omnipresentes montañas para dar paso al frio gris de los múltiples edificios de la ciudad, Jacob podía ver el repentino cambio de semblante de la chica, parecía realmente decepcionada por dejar de admirar lo que madre natura regalaba a la vista para solo mirar la fría presencia de la urbanización.

- ¿Sucede algo Madison? Pareces decepcionada - pregunto el apuesto castaño.

La azabache suspiro.

- Aunque me emociona mucho la idea de finalmente dejar atrás la mansión Singh , no puedo negar que extrañaré la hermosa vista de las praderas y montañas, creo que de cierta manera me había acostumbrado a mirar todo aquello durante el tiempo que estuve allí - respondió la chica.

- ¿Y porque no te quedas? - pregunto Jacob con intriga.

La joven sonrió con resignación.

- No, realmente necesito estar cerca de la universidad, además, solo es cuestión de días para lleguen los papeles que darán por hecho mi divorcio, sé que el señor Singh es un hombre ocupado, pero en algún momento firmará, después de todo no es algo que le importe en absoluto, tengo muchos sueños que quiero realizar - dijo la chica estacionando su auto frente a un viejo edificio, ciertamente la universidad New York estaba a unos pasos de allí.

Jacob descendió del viejo coche en silencio, cada que ella lo mencionaba sentía una molestia en el pecho, el divorcio, el pésimo concepto en que lo tenía, y aunque no era para menos le causaba malestar saber que la chica lo considerara tan desalmado.

Ingresando al edificio el castaño pudo observar que el lugar lucía bastante arruinado y viejo, si bien no parecía que fuera a derrumbarse de un momento a otro, podía mirar que la pintura lucía vieja y carcomida por el paso de los años, el portero, aunque muy amigable, se veía bastante mayor, parecía que había sido colocado a propósito allí para hacer juego con el ambiente decadente que se apreciaba en todo el inmueble, de ninguna manera podría permitir que su joven esposa viviera en tales condiciones deplorables, pero sabía que no había poder humano, demoníaco o divino, que hiciera cambiar de idea a la chica, había pasado la última semana tratando de convencerla por todos los medios de quedarse en la mansión, y todas y cada una de esas ocasiones se había negado rotundamente, era terca, no había duda de ello, no mansión, no dinero, no auto nuevo, todo se lo lanzó a la cara diciendo que ella sola podría hacerse cargo de ella misma, aquello le provocó varias jaquecas y Adam había pagado los platos rotos del malhumor que le ganó las muchas veces que desprecio su ayuda, el solo podía mirar un horrible y muy viejo edificio de apartamentos, perfecto escenario de aquellas películas hollywoodenses sobre asesinos en serie, pandillas callejeras o mafias internacionales tratando de ocultarse, ella, sin embargo, miraba su nuevo y dulce hogar cuál cuento de ensueño y de hadas, como si nada malo pudiese ocurrir allí, Jacob se tocó el puente de la nariz previniendo que una nueva jaqueca llegaba.

- ¿No crees que es fantástico? Vamos, ayúdame a subir estás cajas para comenzar a ordenar todo en mi departamento - dijo Madison con alegría, aunque, desde el punto de vista del castaño, con un despreocupado y sonriente semblante la bella azabache.

- ¿No crees que este lugar es un poco aterrador para una chica? - pregunto con horror el castaño al ver algo de moho en alguna pared ocasional.

- Claro que no, es perfecto, no tenía demasiado presupuesto y por supuesto que no molestaría al abuelo con algo más costoso - refunfuño la chica inflando sus mejillas.

Jacob negó en silencio sintiendo ya la migraña invadirlo.

Finalmente llegaron al departamento en el quinto piso del lugar, era bastante pequeño, quizás si era espacio más que suficiente para dos personas, pero Jacob, acostumbrado a los grandes lugares lujosos, aquello lucía como un armario, al menos pudo sentir algo de alivio al ver que su lugar no estaba enmohecido o se veía deteriorado, ambos dejaron las pesadas cajas en el piso y la azabache extendió sus brazos.

- Finalmente estoy aquí, este es mi propio lugar y es algo que conseguí con mi propio esfuerzo, ¿No crees que es maravilloso!? - pregunto con emoción la hermosa jovencita.

Jacob sonrió al ver el entusiasmo de su joven esposa, mirando de nuevo el lugar de pronto no lo sintió tan pequeño, ella estaba orgullosa después de todo, aunque él no podía entender del todo la emoción de la chica sabía que esto era muy importante y especial para ella, al final de cuentas él no podía comprender la emoción de pelear férreamente por algo, todo cuánto quiso lo tuvo en el momento que lo deseó, nunca se había planteado antes lo que podía valer y significar el esfuerzo propio para obtener algo que deseas hasta ese momento.

Los minutos transcurrían entre bromas de parte de la chica y ambos acomodando todo en los lugares que ella creía convenientes, la simplicidad de Madison lo extrañaba y al mismo tiempo lo divertía, debía admitir que la chica tenía un humor bastante bueno aunque algo ácido y sarcástico, era fascinante verla reír por la más pequeña tontería, había pasado un largo rato riendo por una pequeña araña que parecía pelear con el cuando esté destrozó su telaraña, la joven había tomado al pequeño arácnido en sus manos sin temor alguno y lo había dejado irse por la ventana, y luego comenzó a bromear diciendo que un poco más y había terminado convirtiéndose en la mujer araña, aquello le parecía absurdo pero ella parecía divertirse bastante con la idea de ella misma trepando paredes y edificios y golpeando maleantes en medio de la noche, pensaba y volvía a pensarlo, ninguna otra mujer que hubiese conocido habría tomado al arácnido en sus manos con tal confianza y normalidad, cualquiera de ellas habría gritado hasta ponerlo de los nervios, era tan diferente e indescifrable para el que quería ver más y más.

Las risas de la chica fueron interrumpidas por el molesto sonido del timbre del departamento, Madison entre risas se apresuró a abrir dejando ver a una pequeña y muy delgada jovencita de cabello corto y castaño y unos enormes ojos del mismo color que las hojas verdes de los arboles, era bonita, aunque su belleza era más infantil, junto a ella se encontraba un joven rubio de ojos azules que había corrido a abrazar a Madison tan pronto como abrió la puerta, otro chico más de aspecto más serio y con gafas había entrado al departamento, aunque esté parecía tener mucha más educación que el otro joven, para su desgracia, conocía bastante bien a aquellos dos.

- Stefany, Adrien, Erick, me alegra mucho que vinieran - dijo Madison quitándose de encima al rubio y abrazando a la chica bajita.

Erick observo con detenimiento al castaño y casi pudo descifrar lo que el Singh que muy inesperadamente se encontraba con la hermosa azabache, estaba pensando, sonriendo de lado guardo silencio.

- ¡Ah Madi no quiere que su padre la abracé! ¡Eso están cruel! - lloriqueaba el rubio mirando a su amigo pelinegro.

Adrien, sin embargo, retomo una postura muy seria al notar a la presencia que acompañaba a la hermosa azabache.

- Basta Adrien, sabes bien que no soy tu hija - reía Madison.

- ¿Madison, nos vas a presentar a tu invitado? - pregunto Erick divertido con la situación, ellos sabían perfectamente bien que la azabache estaba casada desde hacía un año con Jacob Singh, pero aquel matrimonio no se había concretado jamás ya que el magnate no se había dignado a visitarla jamás.

Adrien, había tomado una postura furiosa, cosa que Stefany había notado de inmediato y que la consternaba, no era para nada normal que su superior se enojara sin una buena razón.

Madison se secó las lágrimas que su ataque de risa previo le había regalado.

- Que mal educada soy, lo siento chicos, él es Jason Singh, es primo dé él señor Jacob, ha venido por petición de este para cuidar de la mansión ya que finalmente el proceso de divorcio ha comenzado - dijo Madison con una sincera sonrisa.

La cara de Adrien parecía deformarse y a punto de decir algo fue interrumpido por Jacob.

- Veo que no has cambiado en nada Eccheli, lo mismo digo de ti Connolly, sus padres ¿Como se encuentran? ¿Todo va bien en los negocios? - dijo secamente el castaño.

Erick sonrió de lado y con ironía nuevamente, había entendido perfectamente bien la sutil amenaza en las palabras del temible Singh.

- Así es Singh, todo va bien, hacía tiempo que no se le veía en la ciudad, no desde sus días de estudiante en New York junto a su primo - respondió Erick mirando fijamente a Adrien advirtiéndole que se tranquilizara.

Stefany observaba sorprendida la interacción de sus superiores con el apuesto hombre que parecía cercano a Madison, era la primera vez que veía un respeto genuino de Erick Connolly hacía otro ser humano.

Adrien sonrió a la bella azabache y tomo suavemente sus manos lanzando una mirada de advertencia al castaño.

- Madi, vine hasta aquí para ayudarte con tu mudanza, aunque sigo firme en mi propuesta de que ocupes el departamento que tengo en el edificio New York, mi padre también estaría encantado de que una chica hermosa como tú ocupe el lugar, Stefany ya usa uno de esos apartamentos - dijo el rubio.

- No te preocupes Adrien, realmente estoy feliz aquí, convertiré mi lugar en un palacio, ya lo verás - respondió la bella azabache al rubio.

- Muy bien, tú ganas...¿Aunque hace algo de calor no lo creen? Quizás sea bueno ir por algunas bebidas para ustedes, ¿Porque no nos acompañas Singh? Será agradable recordar viejas hazañas de la universidad no lo creen - dijo el rubio caminando a la salida del departamento siendo seguido por Erick y después por Jacob.

Las chicas se miraron entre sí y rieron, sí que hacían falta algunas bebidas, sin embargo, lejos estaban aquellos jóvenes de reír entre ellos.

El silencio reinaba entre los jóvenes, silencio que finalmente fue interrumpido por un furioso Adrien que tomo al castaño por el cuello de la camisa.

- ¿Se puede saber que es esa m****a de Jason? ¿Sabes que Madison realmente la paso muy mal sabiéndose monumentalmente ignorada por su esposo? ¿Qué demonios haces aquí? - pregunto enfurecido el rubio.

Jacob sonrió y elegantemente aparto las manos del rubio de su camisa para luego acomodar los pliegues de vuelta.

- Ese no es asunto tuyo Eccheli, pero creo que no está de más advertirte sobre soltar la lengua de más, tu padre y el de Connolly tienen varios proyectos en puerta conmigo, y no deseo que se vean estropeados por nimiedades ¿No lo crees así Connolly? - rio de lado Jacob.

- A mí no me interesa lo que hagas con White, pero creo que es bastante descortés mentirle a una dama, en especial a una tan linda como lo es ella - rio Erick.

- ¿Que no es mi asunto? Nosotros sabemos lo difícil que fue para ella, ¿Acaso has decidido averiguar tú mismo si tú esposa vale la pena? ¿O realmente te afectó que alguien te dijera que no Singh? - las palabras de Adrien molestaron al castaño, por supuesto, nadie le había dicho que no antes, nadie había despreciado su dinero o estatus, lo que Madison White había hecho era algo sin precedentes en su vida, ella deseaba divorciarse más que nada, recuperar aquella añorada libertad, pero debía conocerla primero para entender por qué y en base a eso decidir si le daría lo que tanto anhelaba.

Erick observo las casi inexistentes expresiones del castaño, aquella hermosa azabache que cautivaba su propio corazón había atrapado sin querer al hombre que menos deseaba tener junto a ella.

- Repito, eso no es asunto tuyo Eccheli y por lo que pude apreciar tienes tu propio cuento para preocuparte - dijo con evidente indiferencia el apuesto castaño recordando a la jovencita que esperaba junto a Madison.

- Aunque Stefany es el amor de mi vida Madison es como una hermana para ella y para mí y no permitiré que la lastimes - respondió el rubio.

Jacob río divertido.

- Será mejor llevar esas bebidas, no querrás decepcionar a las damas a quienes se las has prometido - respondió Jacob caminando con elegancia e indiferencia ante las palabras del rubio.

Las chicas habían terminado de acomodar casi todo y se habían tomado algunos minutos para descansar.

- Ese chico que estaba contigo parecía muy serio y elegante, el tipo de hombre del que cualquiera podría enamorarse - dijo repentinamente Stefany.

- ¿Lo crees? Bueno, si es muy apuesto, a decir verdad, nunca había visto un hombre así, pero sabes que no es mi prioridad ahora mismo tener una pareja - rio Madison sin darle importancia.

Stefany la miro seria.

- Madison, Adrien no quería que te lo dijera, pero creo que debes saberlo - dijo la castaña.

- ¿Decirme que? - pregunto la azabache intrigada ante la seriedad de la chica.

- El regresará...viene desde Inglaterra, ha concluido sus estudios y tomara el control como cabeza de su familia - dijo la chica con seriedad.

Madison palideció ante las palabras de Stefany, todo pensamiento que tenía hasta ese momento, desde la extraña reacción de Adrien ante Jason y lo curioso que era que ellos se conocieran se fueron de su mente, aquel rostro que quería mantener enterrado en sus memorias de repente apareció en sus pensamientos.

- ¿Estás segura? - pregunto la chica sin percatarse ninguna de que los chicos habían regresado y el castaño escuchaba atentamente la conversación.

- Si, el me lo dijo esta mañana, quizás deberías evitarlo, sé que su relación fue desastrosa y no termino bien - respondió la castaña.

Jacob se sintió intrigado por lo que decían, pero la escandalosa voz del rubio alertó a las chicas y guardaron silencio.

- Veo que estaban en esas charlas de chicas que papá no puede oír, ¡Pero he traído las bebidas y algunos dulces! - dijo sumamente animado Adrien.

Las chicas asintieron haciendo una nueva fingida sonrisa y tomaron las cosas, el castaño sin embargo no se quedó conforme.

El día paso sin más y para la noche el departamento de la azabache estaba ordenado a su completo gusto, Stefany y los chicos se habían marchado hacía poco y la azabache había decidido cocinar algo para verificar que el gas estuviera en condiciones, Jacob la observaba con detenimiento, podía ver satisfacción en su rostro, el departamento no había quedado nada mal aunque aún seguía sin estar de acuerdo con la idea de ella viviendo sola allí, había sido algo molesto para el escuchar la historia de cómo la joven había conocido a Eccheli y Connolly, se habían conectado por medio de Stefany, a quien conoció en el campus de la universidad aunque ella estudiaba para ser abogada, Adrien la había nombrado su hija y Erick estudiaba la misma carrera que ella, ambos estudiantes de medicina tenían bastantes gustos en común, algo que había terminado por ser desagradable para el castaño.

- Aquí está una de mis especialidades, pasta con carne, es mi comida favorita, espero que te guste, es una pequeña muestra de agradecimiento por ayudarme hoy - dijo la chica orgullosa.

Jacob tomo el tazón en sus manos y probó el contenido, realmente era delicioso, se sorprendió al saber que la joven supiera cocinar, aquello no era para nada usual en damas de sociedad, aunque, realmente la chica estaba muy por fuera de lo convencional, disfruto con sinceridad el platillo.

- Es realmente muy bueno - respondió Jacob haciendo sonreír a la azabache, aunque un deje de tristeza se asomó un momento en el semblante de la joven.

- ¿Sucede algo? Creí que estarías más feliz, tu pequeña casa de muñecas quedó realmente aceptable - dijo el castaño.

- Por supuesto, estoy más que feliz por eso, quizás solo necesito dormir un poco - respondió Madison.

Jacob se levantó de la silla y decidió despedirse, había mandado por su auto y acudieron a dejarlo por la tarde en el sitio.

- Será mejor que me vaya, vendré mañana a verte si eso no te molesta - dijo Jacob.

- Por supuesto que no, realmente me gustaría presentarte a todos mis amigos, mañana tendré una pequeña celebración de inauguración del apartamento, serás muy bienvenido - sonrió alegremente la chica.

- Entonces no faltare - dijo sonriendo el castaño para luego retirarse del sitio, no sin antes asegurarse de que el edificio estuviera vigilado para lograr dormir tranquilo.

- Bien, avísame cuando llegues a la mansión, es algo tarde - pidió Madison para luego despedirse.

El trayecto a la mansión había sido silencioso, tanto que comenzaba a extrañar la grácil risa de la azabache, recordando los malos chistes y el florido sarcasmo de la joven, comenzó a sonreír sin percatarse de ello, los árboles lucían espectrales en medio de las ya oscuras praderas, el panorama lucía tan triste y lúgubre, que parecía que toda la alegría y calidez del medio día se habían marchado junto a la hermosa jovencita, sus ojos de cielo y su bella sonrisa parecían no querer salir de sus pensamientos, era tan molesto como maravilloso, finalmente la vieja mansión aparecía ante su vista, nunca se había sentido tan solo al volver a ella, no sentía esa terrible soledad desde el día en que perdió a su madre, entrando al lugar y después de estacionar su lujoso auto, el castaño camino casi sin ganas hasta el columpio dónde se paseaba la hermosa azabache unas noches atrás y antes de ella su madre, observo el viejo árbol y miraba balancearse de un lado a otro el viejo columpio que muchas veces alegro su infancia en el pasado, recargando su espalda en el tronco del árbol siguió mirando el balancín sin sentir el paso del tiempo, perdido en las tiernas memorias de su niñez y los recuerdos de la hermosa figura de Madison bañada con la luz de la luna sentada en él, su corazón anhelaba sentarse en aquel columpio como hacía de pequeño, pero no sé atrevía, no podía montarse en el de nuevo, sintiendo su corazón hincharse de dolor cuando las bellas memorias fueron opacadas por los malos recuerdos, camino de vuelta a la mansión tratando de huir de aquellos agonizantes gritos que podía escuchar idénticos a los de aquel trágico día.

Subió las largas escaleras sintiendo las enormes y blancas cortinas burlándose de él como tristes fantasmas de aquel pasado que quiso olvidar a toda costa, estaba de nuevo solo en aquel lugar, había podido soportar estar en la vieja mansión porque la bella Madison White se encontraba a su lado, pero sin ella, la calidez se había perdido de nuevo y se encontraba solo en el lugar que más odiaba en el mundo.

Las voces de un pasado que aún lo atormentaba lo desquiciaban, tapando lentamente sus oídos, negando toda aquella palabra que lo culpaba o señalaba, las burlas de aquellos viejos fantasmas de recuerdos dolorosos, lo hicieron caer de rodillas ante la imponente figura de su madre que quedó inmortalizada en aquel óleo que reinaba su estudio privado, la oscuridad del sitio y el viento gélido de la madrugada que entraba impaciente y agresivo colándose por los ventanales abiertos, lograban crear espectros que parecían danzar con las finas cortinas de seda blanca y prístina.

Finalmente, sus pensamientos tortuosos fueron interrumpidos por el sonido de una llamada entrando en su celular, la pantalla revelaba un nombre, quizás, el único nombre que podía acallar aquellas crueles burlas en su mente: Madison White.

Tomando la llamada anheló escuchar la voz al otro lado de la línea.

- ¿Jason? ¿Has llegado ya a casa? He llamado más temprano pero no me has respondido, disculpa si te llamo tan tarde, pero me he quedado preocupada, te he pedido que me avises cuando llegues y no lo has hecho - dijo la hermosa jovencita.

Jacob guardo silencio un momento, queriendo entender que en realidad estaba escuchando la voz de su joven esposa.

- ¿Jason? ¿Estás allí? - pregunto Madison.

Finalmente saliendo de su estupor contesto a la joven.

- Si, he llegado a la mansión, disculpa si no avisé antes - se disculpó el castaño.

- Bien, entonces te veré mañana - respondió Madison.

Sintiendo desesperación y no queriendo regresar a la oscuridad de la lúgubre mansión Jacob hablo.

- Espera, ¿Podrías hablar un poco más conmigo? Me siento algo aburrido - pidió añorante el adonis castaño.

- Claro, está bien, charlemos un rato - rio la joven ante la petición de su nuevo amigo.

Las horas pasaron entre amenas charlas y alegres risas y en un momento la azabache no pudo más y se quedó dormida con el celular en la mano, Jacob aún podía escuchar la respiración de la joven y aquello lograba tranquilizarlo hasta que finalmente se quedó dormido.

La noche envolvía con su manto a los jóvenes, una azabache y un castaño, un triste millonario y una estudiante misteriosa, lejos uno del otro, pero arropados por el mismo cielo y sus estrellas, los fantasmas finalmente habían acallado sus burlas, dando paso a un dulce sueño, como el que hacía tantos años no tenía, la tranquila respiración de la hermosa jovencita calmaba sus sentidos, no lo entendía, no sabía si quería entenderlo, era Jacob Singh , aquel temido por todos, aunque al menos en ese instante no importaba, sería débil con ella, quizás era un gran interes, quizás no lo era, y si así fuera realmente no le importaba.

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