Capítulo 4

Siento como si todo a mi alrededor da vueltas cuando observo que Milan aprieta los puños y se acerca a Bastian con toda la intención de golpearlo, pero reacciono rápidamente y me interpongo entre los dos, ya que Bastian estaba preparado también.

—¡Basta los dos! —les grito— solo faltaba que dieran un espectáculo en el cine.

—¿Estabas con él? —me pregunta Milan echo una furia.

—Yo...no...

—Claro que estábamos juntos, en una sala vacía —Bastian le avienta una media sonrisa a Milan, en tono burlón— y algo oscura.

—No te pregunté a ti, Woodwryn.

—No, bueno es que... —comencé a balbucear.

—¡Contesta, carajo! —Milan me grita al tiempo que me aprieta del brazo.

—¡No le grites a Crys! —salta Bastian acercándose y zafándome de él para darle un puñetazo a Milan— ¡y jamás la toques!.

Todo parecía una pesadilla, Bastian estaba golpeando a Milan y aunque él trataba de defenderse, tal parece que le costaba algo de trabajo hacerlo, pero a los pocos segundos, Milan hizo que rodara, haciendo que Bastian quedara debajo de él, ahora los papeles se habían invertido, Milan golpeaba a Bastian con tanta fuerza que me preocupaba más la seguridad de él.

—¡Por favor, paren! —les grité, pero ninguno me hacía caso.

Bastian, con un movimiento rápido se vuelve a colocar arriba de Milan, y comienza a golpearlo con tanta fuerza, y con tanta rapidez, que me sorprende, nunca lo había visto tan enojado, era como si quisiera matar a Milan.

—¡Entiende esto idiota! —le grita con furia Bastian— ¡ella siempre será mía, aunque no estemos juntos, ella siempre va a pensar en mí, siempre va a estar enamorada de mí!.

—Te voy a matar Woodwryn —dice Milan agitadamente.

—¡Basta! —grita Erick, quien al ver lo que estaba pasando, se acerca rápidamente hacia Bastian para detenerlo, y detrás de él van sus amigos.

—Vaya, vaya, pero miren a quién tenemos aquí —dice en tono burlón Romel— es el mismísimo Milan Friednish en persona.

—Así que tu eres el que le ocasiona problemas a Bas —le sigue Alan apretando los puños— eres hombre muerto, no sabes con quien te estás metiendo.

—No le tengo miedo a los maricas que se creen machos alfa —responde Milan.

—¿Maricas? —comienza a reírse Karl— quien se mete con Bas, se mete con todos nosotros, pero al llamarnos maricas...ya es algo personal.

En ese instante todos estaban colocados frente a Bastian y Erick, pero Karl fue rápido y le dio un certero puñetazo en el ojo a Milan, quien se tambaleó, entonces Romel y Alan lo toman de los brazos y Karl comienza a darle golpes en el estómago, mientras Jesse lo grababa todo con su celular.

—¡Basta, por favor! —les grité pero parecía que no me escuchaban— lo están lastimando.

Me sorprendió ver como Erick y Bastian se quedaban estáticos, sin hacer o decir algo, entonces volteé a verlo, Bastian tenía una mirada llena de odio hacia Milan. Tenía que parar esto, ¿dónde estaba la vigilancia?.

—Por favor, diles que paren —me acerqué a Bastian pero él no dejaba de ver a Milan con un brillo de malicia en los ojos.

Entonces lo decidí, ya que no me iba a hacer caso, me dirigí hacia Karl e intenté detenerlo yo misma, pero me empujó tan fuerte que caí al suelo, es en ese preciso instante que todos se detienen al escuchar la voz de Bastian.

—¡Basta! —dice con voz autoritaria— es suficiente, vámonos antes de que venga el policía asignado.

—Ay, vamos Bas, ese policía se la pasa coqueteando con las chicas, no vendrá en un buen rato —se queja Karl.

—He dicho que es suficiente —Bastian me mira fijamente— creo que ya han aprendido ambos quien soy yo.

—Cretino —susurro al momento que me levanto.

Bastian sonríe y se acerca a mí con una gran sonrisa que hace que las piernas me tiemblen, ¿por qué tenía que ser tan guapo?.

—Lo que pasó en la sala solo era para comprobar que sigues siendo mi juguete favorito —me susurra al oído para que nadie lo pueda escuchar— eres solo eso para mí, Crystalle, una de mis chicas favoritas.

Aquellas palabras me dolían incluso más que todo lo que me hubiera hecho, yo solo era un juego, y estaba cayendo rendida, sentía como la rabia me inundaba, lo que provoca que le de una bofetada.

—Te odio —le susurro mientras caigo en cuenta que estoy llorando— ¡te odio Bastian Woodwryn!, ¿lo entiendes?, ¡Te odio, no te quiero cerca de mí, nunca más!.

Karl, Romel, y Alan sueltan a Milan, quien me ve de una manera extraña.

—Vámonos —habla Bastian sin verme.

Puedo observar como él y sus amigos se retiran, siento un dolor en mi pecho, Bastian rompió todo lo que aún sentía por él, se había acabado, ahora estaba determinada a enamorarme de Milan y sacarme a Bastian del corazón, era un hecho.

Ver a Milan tan golpeado hace que el corazón se me haga chiquito, me acerco a él, pero cuando lo hago me rechaza y eso me duele.

—Puedo yo solo —me dice en voz baja, y sé inmediatamente que está enojado conmigo.

—Milan...yo...

—No es necesario que digas algo.

—Milan, perdón...

—Será mejor que me vaya —dice dirigiéndose a la salida— regresa con cuidado.

Me avienta las llaves del carro de mi madre y se va, mis pies me impedían seguirlo, estaba muy mal herido y temía que hiciera alguna locura, por lo que mandé un mensaje a Charlotte para que lo leyera, diciendo que Milan y yo tuvimos que retirarnos de emergencia, al hacerlo salí en busca de Milan pero ya no estaba, me dirigí al estacionamiento y busqué el auto, arranqué y me dediqué a buscarlo, ya eran las diez de la noche y después de un extenso recorrido por el pueblo, me rendí y me dirigí a casa, cuando estuve a punto de llegar, al pasar por la casa de Bastian no volteé como ya era mi costumbre, ya no quería verlo, no quería saber nada de él. Estacioné el carro y entré a toda prisa a mi casa.

—¿Mamá, ya llegó Milan a casa? —grité desesperada, pero al ver que mi madre tenía visitas, el alma se me cayó a los pies, se trataba de los papás de Bastian y de su pequeña hermana, Lauren— dis...disculpen, no sabía que teníamos visitas.

—¡Crystalle! —me llama la madre de Bastian con una gran emoción en los ojos— estás hermosa, tiene algo de tiempo que ya no te pasas por mi casa.

—Perdón, he estado algo ocupada, pero un día de estos prometo ir a visitarla —le sonrío.

—Eso espero —la señora Woodwryn me da un beso cálido en la mejilla.

—Hija, que bueno que llegas, tenemos algo que decirles, solo estamos esperando a Milan y a Bastian para darles la buena noticia —mi madre traía una sonrisa de maldad.

—¿Milan te ha marcado? —fruncí el ceño.

—Si, me marcó hace un momento para preguntar si ya habías llegado a la casa —mi madre no dejaba de observarme fijamente— ¿pasa algo malo entre ustedes dos?.

No podía decirle nada a mi madre, y mucho menos frente a los padres de Bastian...porque...¿qué les iba a decir?..."su hijo Bastian junto con su pandilla de amigos matones golpeó a Milan, ya que estuve besándolo en una sala de cine oscura, y me odia tanto como yo a él".

Era una locura, por lo que decidí que mi madre no podía saberlo todo siempre.

—No, absolutamente...

—Cierto, pero no es nada que no se pueda arreglar —dice Bastian entrando a mi casa con un brillo en los ojos.

—¡Bastian, querido, me alegra que ya estés aquí! —le dice su madre acercándose a él y dirigiéndolo hasta la sala de estar.

Yo no lo quise ni ver, solo lo ignoré, estaba a punto de disculparme para subir a mi habitación, cuando la voz de Milan por primera vez hizo que me pusiera nerviosa, de una forma inexplicable.

—Buenas noches —dice detrás de mí.

—¡Por fin estamos todos! —habla mi madre con una emoción difícil de ocultar— ¿pero qué te ha pasado en la cara cielo?.

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