No podía creer lo que había visto. Me dirijo a la cabaña del bosque con intención de empacar mis cosas y marcharme a casa, necesitaba alejarme de Bastian.
Las lágrimas inundan mis ojos y siento que quiero morir, cuando llego a casa, estaciono el carro y veo como Bastian llega enseguida rechinando las llantas, corro hasta la puerta y subo a la habitación, saco una maleta y me apresuro a meter lo poco que estaba cuando entra él.
—Crys, escúchame...
—¡No!
—No es lo que parece.
—¡No soy idiota! —le grito mientras suelto en llanto.
—No