Al día siguiente tuve que ir a la clínica médica Evenson en contra de mi voluntad.
Las puertas con sensores se abrieron, me dirigí hacia un cubículo donde se encuentra la secretaria, todo está muy limpio, ordenado y estético, es como entrar a otra dimensión, hay una señora detrás del cubículo con muchos papeles y al mismo tiempo intentando contestar el teléfono y atiendo personas.
Solo pensé en la pobre señora intentando hacer todo a la vez.
–Hola, buenas tardes –saludé, pero la señora está tan ocupada que no me escuchó, así que volví a repetir aclarando mi garganta –. Buenas tardes.
–Bienvenida a Clíni