Subimos al coche después de decirle a la señorita Brown el lugar y que hablara con la empresa que lo renta.
—¿Tienes hambre? —pregunta conduciendo a no se donde.
—Mucha, podría comerme a Mani. —respondo y me avergüenzo al darme cuenta de lo que dije.
—Eso es mucho, perdón por tenerte de un lugar a otro todo el día. —murmuro deteniendose en el semáforo.
—No importa, yo quise venir. —respondo con una sonrisa.
—Tu sonrisa es bonita. —me sonrojo al escucharlo pero él solo vuelve a tomar el volante cuando el semáforo cambia.
—Gracias. —murmuro al no saber que responder.
Si le digo "la tuya igual" sonará a que estoy enamorada, ya que mis ojos me delatan, pero aun así no puedo disimular la sonrisa que me genero su comentario.
—Vamos, baja. —abre la puerta dándome paso a salir del auto.
Bajo y entramos al restaurante tomados de la mano, él no sabe que cada que tiene un mínimo contacto con mi cuerpo, mi corazón sufre de una desesperación increíble, o que mi vientre pa