A la mañana siguiente Halia siente mucho peso sobre sus caderas, abre los ojos medio adormilada. Observa al hermoso hombre que duerme en absoluta paz. No aguanta la tentación y toca su cara con cariño.
-Liam, Liam- Lo llama en un susurro tocándole luego el hombro, para su mala suerte no obtiene respuesta.
¡Mmm!
- ¿Que estaré haciendo mal?... ¿Por qué no despierta? – Halia toma una gran cantidad de aire.
-No te desanimes Halia- Se motiva a sí misma. Al levantar la mirada se da cuenta que no le queda nada de suero. Aparta las manos de Liam de sus caderas.
- «Al parecer si se movió algo, esto es peligroso, creo que necesitare barandas»- Piensa mientas con cuidado lo coloca boca arriba. Frunce el ceño al revisar los pañales y encontrárselos secos.
Liam para ese momento está completamente despierto trata de mantener la calma en especial cuando Halia rozo su miembro para revisar si orinó o no.
A pesar de su deseo Liam trata de mantenerse ecuánime. Halia no tiene la menor idea de los e