Natalia sonrió: —Ya veremos.
Eso significaba que Natalia podía venir a trabajar aquí cuando quisiera.
Logan había dado un trato tan diferente que Rebeca ya no quería entrar en detalles.
Rebeca tomó su vaso de agua y bebió un sorbo, justo entonces se dio cuenta de que había alguien de pie frente a la puerta de cristal.
Levantó ligeramente la vista.
Logan.
Dio un respingo.
Logan también la vio, y el foco de sus ojos no parecía estar en ella.
Rebeca echó la cabeza hacia atrás y vio que Natalia sonreía levemente en dirección a la puerta, al parecer saludando a Logan.
Entonces Natalia le dijo al señor Pérez: —Les dejo.
Fue entonces cuando el señor Pérez y el señor García se dieron cuenta de que Logan había llegado.
Era ya cerca del mediodía, y estaba claro que Logan había bajado a recoger a Natalia para comer.
Al ver que el señor García y los demás intentaban levantarse para saludarle, Logan dijo: —No hace falta, sigan con lo suyo.
Estos asintieron con la cabeza.
Logan añadió cortésmente a