Quizás al notar la distracción de Natalia, Logan le preguntó:
—¿Qué pasa?
Natalia esbozó una leve sonrisa.
—Nada.
Logan no insistió.
Kevin y Hugo, ajenos a la inquietud de la mujer, continuaron con su conversación.
La comida terminó y, a medida que pasaba el tiempo, parecía que se preparaban para marcharse. La sorpresa que ella había anticipado aún no se había materializado, y su corazón se hundió. Sin embargo, aún le quedaba una pizca de esperanza.
Solo cuando Logan llamó al mesero para pagar la cuenta, confirmando que efectivamente se marchaban del restaurante sin más planes, el corazón hundido de Natalia se heló. Se quedó clavada en el sitio.
—¿Nati?
Esta vez, Carol fue la primera en notar su inquietud.
Antes de que Natalia pudiera hablar, Logan se volvió al oír la voz de su hija, con evidente preocupación en su mirada. Su corazón se tranquilizó al instante.
En casa, solo habían oído que Logan había pagado una fortuna por un diamante para pedirle matrimonio, pero no se había mencion