Luis: —El café...
—Llévatelo y tráeme un vaso de agua.
—Sí.
...
A mediodía, Cristian salió a socializar.
Rebeca comió sola en el comedor de la empresa.
Sus colegas del mismo departamento la vieron y la trataron de forma educada pero no simpática.
A Rebeca le daba igual.
Después de comer, siguió trabajando en la tarea que tenía entre manos.
A las cinco de la tarde, se dirigió a Alberto y le dijo: —Ya casi he terminado, ¿quieres echarle un vistazo?
—¿Qué?
Alberto no reaccionó y miró lo que Rebeca había enviado, confuso al principio, pero al verlo, sus ojos se abrieron de par en par, incrédulo.
—Pero... ¿lo has terminado en tanto poco tiempo?
¡Eso sería más de diez días de trabajo para Lucas!
Ella... lo resolvió todo en menos de un día, ¿y hasta lo terminó?
Rebeca: —Sí.
Alberto se quedó helado, de repente sin habla.
En concreto, se dio cuenta de que Rebeca no solo lo terminó, sino que lo hizo genial, pues su contenido le inspiraba un montón de ideas nuevas que a él no les había ocurrido.