—¡Por supuesto, sigamos! —Tras decir eso, el hombre tomó la iniciativa de extender la mano hacia Rebeca y le dijo: —Hola, soy Romeo Galán, encantado de conocerte.
Rebeca estrechó la mano del hombre: —Lo sé.
Tenía su currículum a mano.
Le miró: —¿Ahora me entrevistas a mí o te entrevisto yo a ti?
Romeo la miró y sonrió: —Como quieras.
El currículum de Romeo decía que sus puntos fuertes eran los algoritmos, y después de que Rebeca conociera sus habilidades en limpieza de datos, ingeniería de características, ajuste de hiperparámetros, etc., examinó sus soluciones innovadoras cuando se enfrentaba a nuevos problemas.
Tras la conversación, había pasado bastante tiempo.
Rebeca pudo dejar claro que su capacidad profesional era realmente muy sólida.
En concreto, cambió de grado a mitad de carrera.
De hecho, llevaba poco más de un año en el campo de la IA.
Tener una experiencia tan profunda en tan poco tiempo podía considerarse un don.
Si mantuviera este ritmo, su futuro sería ilimitado.
Rebeca