De camino a Furense, Esperanza llamó a Rebeca.
Rebeca: —Abuela.
—Hola, Rebeca. —Esperanza sonrió amablemente. —El otro día le oí decir a Carol que ahora estás muy ocupada en el trabajo, y que a veces incluso te pasas la noche en vela, me regalaron unos ingredientes tónicos, ya le he pedido a alguien que te envíe un poco, acuérdate de hacerlos en caldo.
Rebeca sabía que aunque se opusiera, Esperanza no la escucharía, así que tuvo que decir: —De acuerdo, gracias, abuela.
Esperanza sonrió, como si se acordara de algo, dijo: —Por cierto, hablé con Logan, y me prometió llevarse bien contigo, al fin y al cabo, son los padres de Carol pase lo que pase, y tener una relación demasiado tensa no es bueno para el crecimiento de la niña ni para su salud física y mental.
Entonces, ¿Logan se comportó de manera extraña el día del simposio por eso?
Rebeca dijo débilmente: —Vale, lo entiendo.
Rebeca y Esperanza charlaron un rato más antes de colgar.
Cuando llegaron a Furense, Natalia no estaba a la vist