Carolina asintió: —Bien.
Siempre y cuando no saliera sola, no había problema.
Logan llamó a Hugo y le pidió que se llevara a Carolina el sábado.
Hugo asintió: —Bien.
El sábado, Hugo llevó a Carolina y Ana a Chiquilandia.
Había muchas cosas que hacer en Chiquilandia.
Pero fuera divertido, fantástico o emocionante, Carolina parecía desinteresada y no se divertía tanto como antes.
Parecía un poco preocupada.
Hugo les dio a Ana y a ella los conos que había comprado.
Mirándola que tenía cierto parecido con Rebeca, le preguntó: —Carol, ¿estás triste?
Carolina, sentada en el columpio, dio un pequeño lametón a su cucurucho mientras susurraba: —Echo un poco de menos a mamá.
Cuando estaba en el extranjero, aunque a veces no la veía ni una sola vez en dos o tres meses, solía llamarla todos los días y hablar por vídeollamada.
Su madre había estado muy ocupada en el trabajo últimamente, pero la llamaba cada tres días más o menos y ella contestaba y venía a casa para cocinarle.
Pero ahora había esta