Pensando en eso, dijo en tono tranquilo: —Entonces, genial.
A continuación, tomó un bolígrafo que había a un lado y firmó con su nombre sin vacilar.
Le dijo a Mateo: —Entonces te dejo el resto del divorcio a ti.
Mateo asintió: —Tengo una reunión en unos minutos, esta tarde me pondré en contacto con la parte del señor Logan para procederlo todo.
Rebeca: —Bien.
También era casi la hora de comer, y después de un almuerzo rápido con Mateo, Rebeca y Cristian fueron a casa de Rebeca para seguir trabajando la tarea de Israel.
Mientras Rebeca y Cristian estaban ocupados, en el Grupo Lafuente, a Logan, que estaba de vuelta en su despacho y acababa de empezar a mirar sus papeles, le sonó el móvil.
Contestó despreocupadamente: —Hola, ¿quién es?
—Señor Logan, hola, soy el abogado de la señora Rebeca, me llamo Mateo Ocampo. La señora Rebeca ya firmó el acuerdo de divorcio y ella me ha confiado a tratar con él lo que queda del procedimiento, ¿está libre ahora?
Logan hizo una pausa antes de bajar los