Cristian la acababa de llamar y le había dicho que le había concertado una cita con un abogado y lo visitarían mañana por la mañana.
Necesitaba finalizar este asunto del divorcio lo antes posible.
Hugo sabía que ella había entendido mal, pero no lo dijo, solo dijo: —Sí.
En ese momento, Rebeca pensó que estaba a punto de colgar.
Al ver que no colgaba, Rebeca le preguntó: —¿Quieres decirme algo más?
Hugo pudo notar que la voz de Rebeca era tranquila, y no sonaba como si estuviera tan dolorosamente triste como él pensaba.
Pero, ¿lo era realmente?
¿Quizás se estaba reprimiendo a sí misma?
No hubo respuesta de su parte después de dos o tres segundos, así que Rebeca tuvo que hablar: —¿Señor Saucedo? ¿Sigues ahí?
Hugo miró hacia atrás y dijo: —Sí.
Rebeca: —¿Me quieres decir algo más? —dijo directamente—. Tengo otras cosas que ocuparme, así que si no tienes más que decir, ¿quedamos así por ahora?
Hugo tuvo que decir: —Bien.
Sin más preámbulos, Rebeca colgó el celular.
A Israel le pareció muy i