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El reencuentro
Londres, 28 de julio 2020
Hunter
—Soy Hunter, jefe de todo esto. Yo digo quién vive en mi edificio y quién no —los jefes de Rusia, Alemania y Japón me miran a través de la pantalla, sus caras están sombreadas por una frustración silenciosa.
—Que no se le suba a la cabeza, joven Hunter —Allister, el jefe de Alemania, sisea entre dientes—. Recuerda que el poder mal administrado, destruye vidas.
—Gracias a mi padre por hacerme un buen administrador —le sonrió con suficiencia—. Espero tengan un buen día, hasta la próxima reunión.
Y con eso finalice la videoconferencia.
No entiendo por qué si soy el socio mayoritario aún tengo que rendirle cuentas a viejos que no tienen tanto que ver en la empresa como yo.
Hace un año, cuando decidí enviar el primer cheque, tuve que hacer una gran reunión y pedir el permiso de todos. La mayoría se rehusó, y aunque dije que sería mi dinero, ellos insistieron en que derrochar mi patrimonio de esa ma