Un simple segundo puede cambiar la vida de cualquiera. Un segundo puede arruinar a la mas unida sociedad. Casa cosa a su tiempo, eso decía mi madre cuando le decía que quería crecer y ser adulto.
Me coloco mas fuerte el hielo en la mejilla inflamada e intento no saltar del dolor.
Pero es imposible.
Me duele todo el cuerpo.
—Tienes que ir al hospital, cariño. — dice mi madre mientras me pasa dos tabletas de analgésicos y un vaso con agua.
—¿Quieres que la prensa se entere de lo que pasó?
Mi madre muerde su labio inferior y veo la respuesta en sus ojos.
Ella vive de las apariencias.
—No se como fuiste capaz de dejarlo.
Me sorprende su forma de culpar a los demás por sus propias acciones.
—Tu fuiste quien le pegó.
—Puede estar muerto.
—Espero que el golpe hiciera su trabaj