Daisy observó, con un nerviosismo pesándole en el pecho.
Lila agarró un fósforo y dio un paso atrás. Encendió el fósforo y lo dejó caer en el centro del círculo, prendiendo fuego a la salvia. Las llamas crepitaron, haciendo que Daisy diera un paso hacia atrás con inestabilidad.
Lila se inclinó hasta estar a solo unos centímetros de las llamas; los rayos de la Luna Llena la penetraron, concentrándose solo en ella en ese momento. Sacó la Gema Lunar de su escote; estaba en un collar. Deshizo el broche de la cadena dorada y la sostuvo hacia las llamas.
A decir verdad, Lila no estaba del todo segura de cómo activar la gema, pero había oído que este era un ritual típico para cualquier cosa espiritual. Una bruja le dijo una vez que también necesitaría una gota de su sangre porque la clave de todo es la sangre Blackwell.
—¿Tienes el alfiler también? —preguntó Lila sin siquiera mirar a Daisy.
Sin decir palabra, Daisy sacó un alfiler de su vestido. Era lo suficientemente afilado como para sacar