Camila
¿Qué era esto? era un mal sueño, era un castigo.
—No te asustes —dijo colocando su mano enfrente, se acercó más a mí mientras que su mirada estaba cargada de ternura y su sonrisa, una completamente sincera estaba de lado a lado—. En verdad no quiero que te asustes, no te estoy pidiendo que te cases conmigo, espero hacerlo más adelante. Este anillo es un anillo de promesa, uno no es que me comprometo a ser lo que tú necesitas. Lo único que te pido es paciencia y tu ayuda, puede que no lo haga bien al principio, puede que no sepa que sigue, pero siempre vas a encontrar en mí el esfuerzo de hacerlo una y otra vez hasta poder ser suficiente para ti.
Mis ojos se llenaron de lágrimas inevitablemente, quería no llorar así que me esforcé en no hacerlo, pero una que otra lágrima se escapó tontamente rodando por mis mejillas. Él tomó mi mano intentando colocar el anillo, en una mano completamente temblorosa y sudada, una mano que no lo merecía.
Abruptamente la retiré, no lo merezco, no