Lentamente empecé a notar que podía abrir mis ojos, aunque lo hiciera con la vista nublada, recién adaptándome a la iluminación del lugar que a pesar de ser una luz tenue, mis dilatadas pupilas se esforzaban en brindarme alguna imagen del ambiente que me rodeaba.
Solo había una luz encendida y era de una lámpara negra en una mesa de noche que veía justo al lado de la cama en la que estaba acostada y atada de las dos manos. Hice esfuerzos por safarme del cabecero, y mis muñecas ardieron contra la fricción de dos pañuelos que me mantenían sometida.
Desorientada, trato de mirar todo a mi alrededor en busca de algún detalle que me dé pistas de dónde podría estar y quién me había traído aquí.Pero no veía muy bien y estaba muy asustada,comenzando a d