GREYSON

¡BAM!

Caí sentado bruscamente sobre el sanitario que se movió bajo mi peso.

Sus manos aún extendidas después de empujar mi pecho, sus ojos depredadores mirándome de arriba y abajo, relamiéndose con gula.

Mi cuerpo entero vibraba en deseo, el éxtasis de tenerla tan excitada y receptiva, tan deseosa de tomarme.

Se sentó sobre mí con las piernas abiertas.

Mi polla, en firme, mojada y marcada por las deliciosas succiones de sus labios.

Casi a punto de venirme, mi dueña decidió que deseaba usarme de otra manera.

—Ava… — siseé de placer con sus garras encajadas en los hombros, su ropa arrancada a tirones, desnuda sobre mi cuerpo.

Jadeó contra mi boca mientras su mano temblorosa me agarraba el miembro y se iba sentando sobre él.

—Nena, quizás necesite que te dilat… aahhh, joder… ssshhh... —cerré los ojos y eché la cabeza hacia atrás.

Su respiración acelerada y su boca se fundían en mi cuello.

Gruñí como una bestia al sentir la succión que se tragó la mitad de mi polla.

—Ava,