Nadia comenzó a llorar mientras Mihai la sermoneaba. Si hubiese sido por ella, hubiese evitado a toda costa decirle la verdad a su esposo, pero a esas alturas, necesitaba de Mihai y de sus métodos para solucionar ese problema, así que una vez que su esposo se detuvo se limpió las lágrimas y presto atención a lo que sucedía del otro lado del auricular.
Mihai no parecía haberle colgado, sino que había puesto el teléfono en algún sitio mientras un ruido y un par de gritos sonaban al fondo. Luego de un par de minutos, Mihai volvió a tomar el teléfono.
—Tardaré en llegar—le informo y aunque su voz sonaba un poco más tranquila, de igual forma sonó severa.
—Gracias—dijo Nadia animada, como siempre su esposo siempre tenía una solución para todo y por ello, aún lo amaba.
—Si Dmitry intenta algo en tu contra o incluso si llega la policía, no dudes en asesinarlo—la incito, pero aquella sugerencia dejo algo desconcertada a Nadia, si bien ese era el plan para Dmitry, no pensó que serían sus pr