Capítulo 6

yo me quedo disimulando su abdomen ¡dios! Que hombre tan perfecto, esos músculos, por dios, ese abdomen divino mientras esta reposando en la silla, se ve muy sexy no me quejo, como si fuera poco no se que se me cruzo por la mente, que hizo que me moviera un poco mas para ver el grosor de sus labios que lo tapaba el papel, justo en ese momento pierdo equilibro y coño me caí de nuevo que vergüenza.

Me sujeta del brazo y me agarra la cintura, en ese momento sentía que me desvanecía en sus brazos, de la impresión, el tiene ms cara de aflicción que de felicidad.

—Que te revise un doctor, no puedes andar perdiendo el equilibrio así por así, llamare un doctor, aquí es gratis y lo tengo cerca, para que te revise, tambien chequearemos tu peso —me responde con voz tierna.

—Estoy bien, no es nada, no necesito un doctor —le contesto evadiendo la sensibilidad de mi cuerpo.

—Claro que, si necesitas un doctor, es más quédate aquí lo llamare ahorita mismo —me insiste centrando todos su atención en mí.

—No te molestes en eso, está bien —le respondo yo de necia.

Como a mi me agarra de todo, no pude ni pararme del suelo, el me tuvo que ayudar, agarrando mi cintura, sentándome en la silla.

—No puedes ni pararte del suelo, ves estas débil, hazme caso —me insiste.

Walid se fue en busca del doctor, vi como desaparece por la puerta, yo viendo nubloso, de pronto no sé qué me paso, pero cuando abrí los ojos me encontraba en un lugar raro, que no era la oficina de Walid, vi que me habían puesto intravenosas, peor no recordaba mi nombre, eso es lo más triste.

—¡Que bueno que despiertas! —Exclama Walid tomando mi mano.

—¿Dónde estoy? —Pregunto confundida.

—En el gimnasio, aquí cuentan con un lugar especializado que se llama la enfermería, y tu te desmayaste te golpeaste la cabeza mira ese chichón esta grande, esta inflamado no te dio tiempo ni de meter las manos, cuando yo llegue estabas en el suelo inconsciente —me responde.

—¿Cómo me llamo? —pregunto aturdida.

Walid voltea a ver al doctor, es frustrante no recordar mi nombre, pero el nombre de el joven atractivo si lo recordaba, pero el mío no.

—No te esfuerces necesitas descansar un poco —responde el doctor.

Tengo sueño y estoy aturdida, me siento con sueño, cierro mis parpados y quedo profundamente dormida.

2 horas después despierto, y de golpe me levanto y ´por fin he recordado mi nombre, siento un mareo, pero no me había fijado que Walid estaba sujetando mi cintura para no desmayarme.

—Te tengo, estas a salvo —interviene su voz dulce de Walid.

—¿Contigo? —Pregunto.

—Si, ¿Recuerdas como te llamas? —Pregunta el con ojos atractivos.

—Angela —le digo agarrando mi cabeza.

—Estas bien, tranquila solo respira —me sonrojo de vergüenza.

No quería parecer avergonzada, pero había algo en el que me atraía con un imán, entonces paso lo imaginable.

—Estoy bien, no pasa nada ha de ser porque no he desayunado, ni almorzado bien —contesto aturdida.

—leí tu formulario aquí dice que vienes para bajar de peso, incluso hay unas que no contestaste, imagino que es porque no la sabes, pero no estas gordas, no necesitas bajar de peso, yo te veo bien, quien te metió esa idea en tu cabeza, y también, hay que cuidar bien las comidas, donde dice cuántas veces al día come, la dejaste en blanco, tienes comer 5 tiempos en comidas pequeñas, ven te voy a pesar.

Me pongo en la pesa, y me siento afligida.

—No me digas cuanto peso —respondo con pánico.

—Ok —me dice mientras me pesa, yo no entiendo nada.

Walid toca mi cintura, mi cuerpo y alma se estremece por completo.

—¿Te gusta lo que ves? —le dije con atrevimiento.

—Mejor contéstame ¿por qué no cuentas tus comidas? —me contesta arqueando una ceja, con una pequeña sonrisa traviesa.

 —Pasa que yo no cuento los tiempos de comida, con el trabajo, apenas desayuno, mi “Supuesto esposo “, si así se puede decir él me dijo eso, y estoy dolida por lo que dijo.

—Debes alimentarte bien, quieres que te suba a la bascula para que sepas cuantas pesas, Angela, si tú quieres no te voy a obligar a que te peses nuevamente para saber tu peso, que no es nada malo, estas un poco baja de peso con respecto a tu altura, no debes tener miedo, eres una mujer hermosa, y debes tener una autoestima de diez, cuidarte mucho —me responde Walid.

automáticamente Fruncí el ceño.

—Gracias al cielo, no quiero que me peses no estoy lista para eso, odio las basculas, las detesto ojalá no existieran en esta vida —respondo fatigada, molesta.

—Tranquila, y tu “supuesto esposo”, está equivocado, te daré un plan de alimentación para que estés más saludable y linda, más de lo que ya eres, y tienes un cuerpo envidiable —me responde mientras se sonroja.

—¿Vienes en automóvil? —Me pregunta.

—Si, pero no quiero regresar a mi casa —le respondo seria.

—Ven a mi casa —me dice viéndome a los ojos.

—Reserve un motel —respondo sin querer esa palabra.

—¿Motel? —Pregunta confundido.

—Quiero decir Hotel —respondo sonrojada.

—¿Quieres que te acompaña para que no estás sola? —Me pregunta seduciéndome.

—Si por favor —respondo casi de inmediato, ni yo misma me creía que haya dicho algo como eso.

—Si —me responde con una sonrisa.

Le sonrió, y accidentalmente, mis manos caminaron donde el, y lo bese en la boca, y él me devolvió el beso.

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