Capítulo 2

Se acerca mi corazón late a mil por segundos, casi muero ese chico es lindo, su mirada es seductiva, es lo que me encanta de él.

—Tome, ya esta lista su cena, tenga cuidado a la hora de irse, recuerde que una sonrisa hace feliz a todos —su voz se vuelve tan apasionado, en sus ojos esta el deseo, se que mira mi boca.

—Gracias —le miro con ojos penetrantes.

Me levanto y abro la puerta, y me meto a mi automóvil y me voy, a ver a mi esposo, esa cara de limón, bueno para nada, que solo sirve para juzgarle a uno, el no me quiere, no se porque sigo con él, quizá por que soy su sumisa, me trata como un perro, me da cosa sinceramente luchar con todo este lio.

Abro la bendita la puerta de mi casa y me encuentro con mi esposo, suspiro, la verdad no me siento querida por él, siento que me falta algo, mi mente y corazón, me dicen que el me engaña, no sé porque el me trata tan mal, esa es mi furia, yo necesito un hombre de verdad.

Martin, que esta tirado en el sofá viendo televisión, sé que me ha escuchado entrar por la puerta, pero siempre se hace el que no me ha escuchado entrar, eso me hace sentir como si yo no existiera, me aclaro la garganta y digo—Corazón por fin estoy en casa, tuve un trabajo largo, y traje la cena, pase por un restaurante, donde venden comida deliciosa y también es económico.

Martin mueve sus ojos directamente a mi examinándome de pies a cabeza, su cara releja enojo, y sus mejillas están rojas, con el ceño fruncido, indica rápidamente con su dedo donde quiere que ponga la comida, y no dice nada, esta callado, se acerca a la barra des ayunadora, y empieza a olfatear la comida, como que, si lo que trajera, fuera comida envenenada, eso me da tanta colera.

 —Angela, mi amor, que se supone que es esto, vienes tarde a casa, y encima me traes una comida que no me gusta, es comida mexicana es enserio, esto es demasiada comida, y aparte siento que esta fea. Huele feo, esto esta todo lleno de grasa, quieres que engorde o que ondas, y mira la hora que llegas, estas no son horas, te estaba esperando, ni eso puedes hacer, acaso no sabes que hay alguien esperando en casa —me reclama, con su cara de enojo, la misma cara de limón, y encima amargado —responde Martín.

—No se a que te refieres, yo te traje la comida, deberías agradecer, que hay dinero, que hay comida, otros no tienen ni para comer, no seas inconsciente, deberías darme gracias, de que tu esposa trae comida a la casa, otras viejas no se mueren por sus hombres, para cocinarles, lavarles ropa, hacerles comida, comprar la comida, planchar, ninguna vieja hace eso con sus maridos, yo lo hice por amor, pero por lo visto, a ti no te basta, no se que quieres, me estoy cansando de ti, de todo, trabajo duro, y todavía el sábado te lavo ropa, tu no haces anda por mí, cuando me haz cocinado, me haz mimado, no me haces nada, no me haces el amor, y eso me frustra, eres un bipolar de primera, siento que me estoy disecando —respondo molesta, sacada de queso, con mi cara roja que parece un tomate.

—Pues ese es tu trabajo, eso hacen las mujeres, así que no te quejes, estas para que me atiendas —me responde molesto.

—No soy tu sumisa —respondo molesta.

—No me estreses, enserio estamos teniendo esta conversación —me responde poniendo sus manos en forma de puño.

—Que me vas a pegar, por que si me llegas a pegar te juro que te denuncio, por maltrato a la mujer —respondo enojada, mi paciencia se agota.

—Estas para satisfacer mis necesidades, para eso me sirves, en el sentido de cocinar, lavar, planchar, pero como siempre trabajas, no tenemos tiempo de sexo.

—La comida se enfría, lo que no se caliente se muere —respondo en doble sentido.

—Estas mal, no sabes ni lo que quiero fíjate —responde el agarrando mi cintura.

Le retiro sus estorbosas manos y le digo —No es cuando a ti te de la bendita gana, es siempre, no soy tu juguete, me estas lastimado no te tolero—respondo.

—Estas loca, te hago un favor, ves tu ni siquiera haces bien el sexo —me responde frustrado.

—Quieres que meterla en mí, pues aguántate mal agradecido —le respondo.

—Estas volviéndote sata, me entiendes, mañana hablamos de esto, tengo hambre, no sabes lo que me gusta —me responde mientras traga saliva.

Lo mire directamente a los ojos y le dije, por una vez a la semana que compre comida , no se va a morir uno , aparte que no seas mala onda conmigo , entiende que tengo trabajo muy demandante, no lo dejare, solo porque tu estas armándome la escena, que para tu información no eres tú quien me busca para sexo, siempre soy yo y nunca quieres, ahora te aguantas, sabes qué pasa con mi trabajo que si no cumplo con este trabajo , me echan , y yo si quiero mi asenso , tienes que hacer mas agradecido conmigo , soy responsable , trabajo , lavo tu ropa , barro , trapeo , te pongo comida para llevar al trabajo , y eso para ti no es suficiente , que paso con el hombre que me enamore ¡joder!, no lo veo , no lo reconozco , no se ya quien es , me estas tratando como basura . ¡Joder! ¿Qué tanto me ves dime?.

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