Mirian desde la distancia observó a su hija y con lentitud se acercó a ella.
— ¿Qué tienes? — le preguntó al ver sus ojos enrojecidos lo que denotaba que estaba llorando.
Con el rostro compungido la hija miró a la mujer que era su razón de mantenerse ahí, prisionera.
— Mamá, Jacob quiere que me case con él dentro de tres días— dijo con dolor— pero yo eso no lo voy a aceptar.
Mirian sintió un fuerte dolor en su pecho y la miró a los ojos y acarició las mejillas con infinita ternura. Ella amaba a Laura con todo su corazón, ella fue la razón de vida después que en su pasado vivió con tanto dolor. Un pasado cruel que hizo parte de su única y