(NARRACION: SEBASTIÁN)
La follé por horas. Se lo advertí, le dije que lo haría y ella termino aceptándolo. Estoy ansioso por volver a sentir su estreches, sus pequeños escalofríos y sobre todo por escuchar sus delicados gemidos.
Aprieto el botón de la pared y esperó un poco hasta que la puerta se abra. La señora Cristina me mira y me cruzo de brazos.
—Prepara la cama de Isabella. — ordeno.
—Si, joven — dice la anciana y se retira de la habitación. Termino de acomodarme la camisa y suspiro antes de tomar a Isabella y cargarla. Jalo la sabana de la cama y la cubro. Salgo de la habitación con ella en brazos. Respira tranquilamente sobre mi pecho, la miro fijamente mientras camino por el pasill