Originalmente planeaba usarlo en Bella.
¡Quién hubiera pensado que Ana lo interceptaría! Siempre metiéndose donde no la llaman.
Cristina maldecía internamente a Ana, mientras ésta la miraba con calma —¿Qué pruebas tienes de que esto te pertenece?
Al oír esto, Cristina quedó perpleja por un momento, luego abrió mucho los ojos y chilló: —¡Me lo acabas de quitar! ¡Leandro y los demás lo vieron!
Gabriel habló primero, con voz profunda y expresión fría —Ana nunca le quita cosas a la gente.
Leandro, tras una breve pausa, añadió: —Yo no vi nada.
Con dos testigos inesperados en su contra, Ana levantó una ceja desafiante hacia Cristina —¿Ves? No tienes pruebas de que esto sea tuyo.
Cristina estaba furiosa.
Sus facciones se contorsionaron, pareciendo un demonio escapado del infierno.
Viendo esto, Leandro no pudo evitar cuestionar su propio gusto estético.
Cristina no era tan hermosa como Sara.
¿Por qué la había preferido?
Mientras Leandro se cuestionaba, Cristina se marchó lanzando amenazas.
Res