Capítulo 6.

Devan

En mi vida entera, había besado a una mujer de la forma en que lo estaba haciendo ahora mismo. Era un beso lleno de desespero, curiosidad, pasión y quizás algo más. Winter me tomó de la nuca, haciendo que me llevara una gran sorpresa, para profundizar el beso. Besarla se sentía como el mismo paraíso y estaba seguro que yo no quería alejarme de sus dulces labios nunca.

—¿Qué significa eso que acaba de suceder entre tú y yo, Devan? —Se separó de mí y me preguntó con la respiración entrecortada. Juntó nuestras frentes, dejando el nerviosismo de lado.

—No lo sé, Winter, en realidad esto puede significar todo lo que quieras que signifique —volví a besar su mejilla. Me fascinó verla frente a mí sin obligarme a alejarme de ella si no quería recibir un buen golpe de su parte.

—Por más que deseemos muchas cosas, Devan, todo lo que está sucediendo entre ambos no es lo correcto —suspiró sin dejar de entrelazar sus manos y acortando la distancia entre los dos—Soy tu correctora, soy tu empleada y eres mi jefe ¿No es eso antiético acaso?

—Winter uno no elije de quien enamorarse. Además, no vamos a olvidar que, en muchas ocasiones, las personas se enamoran de la persona menos indicada.

—Sí, sí, hay mucho romance en las oficinas —le restó importancia—Solo que gran parte de esos romances, son bastante eróticos.

—Winter, Winter, Winter... ¿A ti quién te ha dicho que los romances eróticos no son los mejores? ¿No sabes que el amor real también puede demostrarse en la intimidad?

—¿Cómo podría yo saber algo como aquello? Si yo solo me he topado con imbéciles a lo largo de la vida. No sé quien te ama de verdad, quien te busca solo por sexo y quien se burla de ti. No tengo idea —nuestras miradas se cruzaron, y supe que ella no había sido amada de la manera que merecía hasta ahora.

—Winter si lo que te sucede es que le tienes miedo al amor, déjame decirte que seguirás pensando lo mismo hasta que te des una nueva oportunidad para descubrirlo de la forma más maravillosa. Te lo digo yo que tuve varias aventuras y que cuando amé a una mujer que me destrozó el alma y ni siquiera fue capaz de dar la vuelta y suturar mis heridas, sigo aquí en busca de un nuevo amor que me haga feliz y que me de lo que siempre he buscado tener —mencioné hablando con la mayor sinceridad posible. Deseaba ganarme su confianza y que me permitiera ir más allá.

—Demuestra que todo lo que dices no es más que palabras —retó fulminándome con la mirada—Demuéstrame que no me estás mintiendo y que de verdad tienes interés en salir conmigo, demuéstrame que esto no va a acabarse de un día para el otro.

—Dime que quieres que haga y yo lo haré, si eso es lo que tengo que hacer para que me otorgues una oportunidad para estar a tu lado...

—Haz todo aquello que una persona hace cuando está enamorada. No lo sé...Demuéstrame con hechos que no deseas en lo absoluto que yo sea otra mujer que figure en tu lista de conquistas y que no me desecharás como un pedazo de papel en cuanto te aburras de mí —sus ojos eran hermosos, quizás una de sus características más bonitas.

—Lo haré, no dudes de mí en ningún momento, melocotón —pasé mi dedo por sus labios y quise acercarme para darle un beso una vez más, pero no me lo permitió.

—Gánatelo, Devan Reed...Esto que existe entre tú y yo en este instante parece el inicio de una aventura.

—No mientas, no digas las palabras que no son. Esto es el inicio de un nuevo amor, Winter, no tienes por qué dudar al respecto.

—¿Y esto es amor? ¿Quién nos dice que un beso en medio de la oficina puede significar que tengamos una relación a futuro o que si quiera lleguemos a enamorarnos del otro? —Enarcó una ceja—Dime tú, porque al menos yo no tengo ni la más mínima idea de cómo debe sentirse el estar enamorado.

—Deja que el amor te sorprenda y toque a tu puerta, preciosa —acaricié su rostro y bajó la mirada. Ella me gustaba, muchísimo, sin embargo, ninguno sabía si esto era una tontería o algo que podía llegar a tener un buen futuro. Estuve a punto de continuar hablando, pero, su teléfono sonó arruinando nuestro momento:

—Oh, disculpa. Es mi hermana así que necesito contestar —Winter indicó y se alejó de mí en busca de su teléfono. En el momento que lo encontró dentro de su bolso, dijo:

—¿Quinn? —Frunció el ceño mientras seguía alejándose de mí—Espera un segundo y repítemelo una vez más sin estar tan nerviosa que no logro entender lo que quieres decirme.

Hubo un silencio, en el que su rostro era todo un enigma. Lucía preocupada, e igual enojada por lo que no supe que pensar.

—¿Qué hiciste qué? —Soltó un suspiro después—¿Y no pudiste llamar a Edmond? Estoy trabajando, Quinn y quiero matarte por lo que acabas de hacer y no creo ser la persona correcta para salvarte de semejante estupidez. Por supuesto que no se lo voy a ocultar a nuestros padres... ¿Por lo menos tienes idea de lo qué haces? Pues parece que no, tonta.

Por ciertas palabras, supuse que estaba hablando con una hermana, pero, realmente me llamaba la atención conocer aquello que la había enfurecido tanto.

—Bien, iré a verte y hablaremos sobre lo que hiciste. ¿Sabes qué esto puede llevarte al abismo, no? Sí, como sea, allí te veo —colgó la llamada y volvió a guardar su teléfono en la cartera. Estaba molesta, muy molesta—Devan, voy a tener que pedirte un favor...No me gusta hacerlo, pero, no es como si tuviese otra opción.

—Claro, dime en qué puedo ayudarte —me acerqué a ella para acariciar su mano y tratar de calmarla un poco, aunque, fue sumamente imposible—¿Qué necesitas, cielo?

—Mi hermanita, Quinn, está detenida por posesión de drogas —dijo hecha un manojo de nervios—Es una niña, apenas tiene diecisiete y ni siquiera culmina sus estudios.

—¿Cómo es qué ella está detenida por posesión de drogas? —Pregunté perplejo.

—Quinn fue a un viaje a las montañas con un grupo de amigos hace dos días, y se supone que tenía que regresar hoy a casa. Sin embargo, en medio del camino los arrestaron por posesión de drogas y no sé más que eso. No sé si la consumen, si la trafican o....La verdad es que no sé nada.

—Entonces, supongo que ahora necesitas ir a la comisaría e intentar lograr que la liberen.

—Sí, exacto, así que quería que me concedieras una especie de permiso especial para que yo pueda irme ahora a solucionar ese asunto y mañana por la mañana estaré aquí apenas salga el sol. Por favor.

—Puedo acompañarte si me lo permites, pues, tengo un par de abogados que pueden ayudarnos a solucionar este problema —acaricié su espalda—Y si soy honesto, no creo que ellos hayan estado traficando drogas, simplemente deben haberla empezado a consumir. O quizá solo uno de ellos lo hacía sin que los otros lo supieran. Esas cosas pasan Winter, no te estreses demasiado.

—Tendré que inventar algo, no sé tal vez que mis padres están de viaje y que, por la misma razón, soy el único familiar de Quinn que se puede hacer responsable —me comentó haciendo un ademán con sus manos—Disculpa por involucrarte en problemas que no te corresponden en lo absoluto, Devan.

—Bueno, es algo que te está sucediendo a ti y no puedo negarme a ayudarte cuando me gustas mucho —solté de repente causando un leve sonrojo en su rostro. Se rió y tomó su bolso para acomodarlo bajo su brazo. Qué lindura.

—Devan, no seas atrevido —murmuró preparándose para salir de la oficina. De inmediato, copié sus acciones y preparé mi maletín y mi abrigo. Salimos de la oficina e ingresamos al ascensor con la fría mirada de mi secretaria de por medio. Salimos del edificio, la invité a subirse a mi auto y ella me indicó la dirección. Llegamos rápidamente mientras ella no dejaba de soltar llamas de furia por los ojos y bueno, comprendía que se encontrara tan molesta con su hermana por las estupideces en la que había decidido involucrarse de cierta forma. Entramos a la comisaría y ella de inmediato, se acercó a preguntar por su familia.

Me dispuse a esperar a que ella se acercara a mí y me diera mayor información, no obstante, me sorprendió encontrarme a Mason, el antiguo amigo de Olivia y con quien, en lo personal logré entablar una muy buena relación. Los nervios invadieron mi cuerpo, pues, no quería tocar el tema de mi ex novia, mucho menos cuando me encontraba con Winter.

Observé que Winter se acercaba a mí de nuevo y le sonreí, intentando olvidar por completo lo que acababa de suceder.

—¿Te dieron información?

—Sí, por suerte, no necesitamos hacer mucho para sacar a mi hermana de todo el problema en el que está metida. Los policías ya investigaron minuciosamente y concretaron que uno de los muchachos consumía droga con regularidad gracias a que les hicieron exámenes a todos y solo uno de ellos resultó poseer sustancias en la sangre —tomó un pequeño respiro—Dejarán que los demás se vayan dentro de unos minutos, por lo que puedo esperar a que ella esté a mi lado para llevarla a casa para que descanse un poco y se relaje luego de este problemita. Gracias por todo, Devan, sin embargo, si gustas puedes retirarte.

—No, está bien —negué y bajé la vista hacia mi reloj, el cual marcaba las cinco y media de la tarde—Esperaremos a que tu hermanita salga y las acompañaré a casa. Permite que me comporte como un caballero de verdad.

—Como sea, muchas gracias por acompañarme, señor Reed —me sonrió de lado, luciendo mucho menos estresada que durante los minutos anteriores.

—Winter, mi cielo, si queremos intentar que algo suceda, tienes que dejar de llamarme Señor Reed cuando estamos a solas —la molesté y no fue capaz de dejar de reír por varios segundos. Está bien, me sentía muy bien al estar a su lado y ese es un punto a nuestro favor. Solo espero que ella se sienta de la misma manera.

—Gracias por todo, Devan —y antes de que pudiera decirme una cosa más, una muchachita de cabello rubio muy corto y ojos cafés oscuros, apareció. Winter se alejó de mí para acercarse a ella y envolverla en un abrazo, supe que era su hermanita menor gracias a ese comportamiento. La chica era tan solo un par de centímetros más baja que su hermana mayor —Quinn, eres una tonta, por poco haces que me de un puto paro cardiaco.

—Lo siento, Winter. Ni siquiera nosotros sabíamos que Arthur solía consumir drogas —la abrazó con mucha más fuerza—Perdóname, yo no quería meterme en todos en estos problemas y afectarte a ti.

—Sí, bueno, cielo, como fuera. Ahora ya no te va a pasar nada y podremos volver a casa —plantó un beso en su cabeza—Ven conmigo que debo presentarte a alguien.

Tan solo en un par de segundos estuvieron a mi lado, y me preparé para conocer a la hermana de la mujer que iba a ser mi novia en los próximos meses.

—Quinn, preciosa, él es el señor Reed, mi jefe y un buen amigo —me presentó ante ella y me apresuré a acercarme para extenderle la mano.

—Devan Reed, encantado de conocerla —le sonreí y ella imitó mi acción. Qué agradable muchachita.

—Quinn Howland, un placer.

—Bueno, señor Reed, creo que ya es hora de que nos vayamos.

—Sí, por supuesto —estaba por darme la vuelta y escoltar a ambas señoritas hasta mi auto con el objetivo de llevarlas hasta su hogar. Siendo honesto conmigo mismo, lo que en realidad quería era conocer a su familia y matar dos pájaros de un solo tiro por así decirlo. No obstante, antes de que pudiese culminar mi acción, una mano masculina cayó sobre mi hombro cautivando mi atención en un abrir y cerrar de ojos:

—Devan Reed, creí que nunca más volveríamos a vernos. Dime ¿Acaso no pensaste lo mismo? —La voz de Mason resonó en mis oídos y jamás me sentí tan nervioso como en este momento. No quería volver a mí pasado una vez más cuando ya me había costado demasiado trabajo huir de él, y encontrarme con este hombre de nuevo era como tener mi pasado frente a mis narices en el momento más inoportuno.

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