CHRISTOPHER
– Hijo mío, este es nuestro territorio. – dice mi padre conmigo sentado en sus piernas acariciando mi cabello, – nuestra manada, nuestra familia.
– ¿Es nuestro papi?
– Así es mi lobito, – se coloca de pie junto conmigo agarrado mi pequeña mano, – ¿quieres ir a recorrer nuestro hogar?
– Sí papi.
Comenzamos a caminar despacio admirando todo, su mano arropa la mía mientras elevo la vista para admirar al hombre a mi lado que me da una gran sonrisa.
– ¡Christopher! – la voz de Marcos me saca de mi recuerdo, estoy de rodillas en el suelo a unos metros del cuerpo sin vida de mi padre,