Un escalofrío recorre mi espalda y la sonrisa de Jackson me dice que no se lo pierde. El calor me recorre, todo parece instalarse en mi coño desnudo, haciéndome muy consciente de lo lista que estoy para que él me tome. Lamo mis labios con sólo pensar en cualquier parte de él entre mis muslos, y sus ojos siguen el movimiento de mi lengua. Luego, en un instante, su rostro cambia, de sonriente a severo, y sé que el juguetón Jackson se ha ido. En su lugar está el hombre que me hace darle control sobre cada centímetro de mí, lo quiera o no.
Él se dispara hacia adelante y antes de que mi jadeo haya salido completamente de mis labios, su boca está allí, robándome el sonido mientras sus manos empujan mis hombros. Mi espalda choca dolorosamente con la cómoda, sus manijas se clavan en mi piel, pero no puedo concentrarme en eso cuando su lengua exige entrar en mi boca, invadiendo mis labios, así que no tengo más remedio que someterme a nuestro beso y abrirme para él. Pero, por muy bien que me si