Narrador Omnisciente
Sentada en su cama, Anastasia comenzó a recordar aquella conversación muy sugerente con su amiga Carmen…:
Flashback
—Ana, no seas tan remilgada y deja de espantarte… —se carcajeaba la cortesana.
—No soy remilgada, me fastidia que me digas así. Sabes que soy curiosa y que sueño con el día en el que pueda disfrutar de todos los placeres como lo haces tú —contestó medio con molestia y vergüenza.
—Yo no siempre disfruto, hay hombres que son unas bestias. No les interesa el placer de la mujer y su intromisión es dolorosa, hay otros que tienen fetiches y, si no te lubrican bien… pues… pueden desgarrarte, eso me pasó una vez —dijo a su amiga con una mueca en los labios al pensar en ese episodio de su pasado.
—¡Por nuestro señor Jesucristo! ¿Acaso no tenéis personal que las cuide y proteja de esta clase de personas? —preguntó horrorizada Anastasia.
—Antes no los había, ahora tenemos una especie de timbre que si lo tocamos viene uno de los mozos contratados por el du