Capitulo III

La despertó la claridad que se colaba a través de la ventana, Merida se levantó de la cama despacio para no marearse, le dolía el cuerpo, se acercó a la ventana y corrió las cortinas, quedó sorprendida por qué tenía una vista impresionante, como le hubiera gustado sacar una fotografía del paisaje en ese momento, parecía una imagen que solo encontrarías en una postal, un escenario inhóspito como los que a ella les gustaba retratar, ya comprendía porque Lee Joon  había elegido aquel lugar cómo refugio personal, un sitio perfecto para aislarse del mundo, si era eso lo que buscaba, allí lo tenía.

Unos golpes en la puerta de la habitación la sacaron de sus pensamientos, pensaba que era la ama de llaves pero cuando la puerta se abrió dio paso a un sonriente y atractivo Lee Joon, estaba recién duchado su aroma masculino le llegó a Merida haciendo que se ruborizara ya que solo tenía la bata puesta, y no quería ni imaginar que imagen tenía ella después del episodio de ayer, así que trató de andar rápidamente para meterse a la cama, y deseo no haberlo hecho cuando la habitación le empezó a dar vueltas a su alrededor, Lee Joon llegó hasta la joven antes de que cayera al piso sosteniéndola entre sus brazos, con un leve gemido Merida enterró su rostro en el pecho de él chico, que se apresuró a abrazarla, sintiendo el calor de su cuerpo, saboreaba el aroma de su piel, ansiaba que la llevara a la cama y la tomara allí mismo, ese pensamiento tuvo sobre ella un impacto semejante al de una bofetada, horrorizada por aquel deseo tan intenso, se apartó de él sintiendo las piernas débiles, tenía que escapar lo antes posible de aquel hombre, y no solo a causa de la terrible reacción que le había suscitado. Sino para evitar que la descubriera.

_Creo que necesito analgésicos_ dijo Merida sin disimular la punzada de dolor en el hombro.

_ Claro, te traeré algo para el dolor, túmbate, antes de que  caigas al suelo, es demasiado pronto para que andes explorando, no hay prisa para que te marches_ dijo Lee Joon, con la voz un poco ronca, luego salió de la habitación.

LEE JOON GHO

_ Debo mantenerme alejado de esta chica. Pensó Lee Joon, entrando al cuarto de baño en busca de los analgésicos que Merida necesitaba.

 _ Pero tiene algo tan especial que me obliga a querer tenerla cerca, jamás había visto unos genuinos ojos color violeta, y ese cabello rojo hace que resalten sus pecas en su inmaculada piel blanca, enrojecida ahora por la exposición al sol gracias a su extraña incursión al pico “Jirisan”, no es tan delgada como las mujeres asiáticas, pero su cuerpo tiene las curvas necesarias para complacer a cualquier hombre de la nacionalidad que sea, es diferente, una flor exótica e increíblemente seductora. Gracias a la llama flameante que tiene por cabello es que pude verla aquel día en la cima del risco, al principio pensé que era producto de mi imaginación, pero luego una punzada de horror hizo eco en mi estómago cuando las piedrecillas se deslizaban montaña abajo, y ella aferrándose a la pared rocosa con furia, no me llevo mucho llegar hasta ahí en mi motocicleta, pero cuando ella volvió la cabeza hacia mi descubrí que una mirada puede reflejarnos el alma y entonces sentí que algo cambiaba en mi interior.

Es gratificante estar con alguien que no quiera aludirte y agradarte todo el tiempo, con ella puede ser solo Lee Joon y eso es algo nuevo para mí, sin cámaras, sin fotos, y sin autógrafos… Pueda llevarla a donde quiera tengo mi motocicleta, conozco este lugar cómo la palma de mi mano, su lesión no es grave y pronto mejorará, pero no quiero que se vaya no todavía.

Lee Joon encontró a Merida de pie junto a la ventana nuevamente, estaba cubierta con una sábana blanca, sumergida en sus pensamientos, él se detuvo a unos pasos de ella, disfruto del aroma de su cabello olía a violetas, lo tenía suelto y le caiga en cascada por la espalda llegándole hasta la cintura como un río de lava ardiendo, ella pareció notar su presencia cuando se giró se encontró con aquellos ojos enormes y por un momento se sintió perdido, la mirada de ella estaba llena de emociones que no alcanzaba a descifrar, no debería haberla mirado. Intentaba contener su libido, recordando las razones por las que debía mantenerse alejado, pero al ver los ojos de Merida brillando, sus labios ligeramente entreabiertos… cielos, él no era de piedra, aunque en ese ocasión deseo serlo para no cometer una locura.

Lee Joon no supo cual de los dos se movió primero, tal vez ambos a la vez, el solo estiró un brazo y ella se precipitó a él, tal vez fue una fuerza invisible que los empujó a ambos y que ninguno pudo resistir lo que junto sus bocas.

Cuando el beso acabo Lee Joon había olvidado la razón por la cual estaba en su habitación, así que le dio el frasco con los analgésicos dio media vuelta y salió por donde acababa de entrar, necesitaba alejarse de ella antes de hacer algo que quizás ambos después lamentaría.

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