Cuando volvió a la oficina, vio una apuesta silueta muy conocida sobre su escritorio.
—Buenas tardes, linda… —La sonrisa de Matthew se esfumó cuando bajó la mirada hacia el vientre femenino, pero luego volvió a sonreír un tanto sorprendido.
—Buenos tardes, Matt. —Le dio un beso en la mejilla—. ¿Y ese milagro que vienes a visitarme? Tenía meses sin verte.
—Pasaba por aquí y me pregunté si mi hermosa amiga se alegraría de verme —sonrió ampliamente.
—¡Pero claro que sí! ¿Cómo estás?, ¿qué tal va todo con la agencia? Por ahí me enteré de...