—Jesús, mi corazón va a salir de mi pecho... Más de un año evitando esto. Tantas preguntas sin respuestas... —susurró nerviosa.
Se acercó más a ella.
—Simplemente no las respondas —murmuró muy cerca de sus labios.
La pregunta: ¿Quieres ser mi novia?, estaba impresa en un globo que pendía de un hilo.
La observó expectante. Aquella luminosidad de sus ojos se apagaba con cada segundo que pasaba y también con cada segundo que Gema pensaba su respuesta.
—¿Qué dices, Gema? —Se acercó a ella de nuevo.<