La fuerza y el tono con los que Bella le arrojó el medicamento hicieron que la expresión de Pedro se volviera cautelosa.
Enarcó una ceja. —¿Acaso intentas asesinar a tu propio marido?
Bella incluso llegó a dudar de si Pedro realmente estaba fingiendo confusión, ¿cómo podía tener la mente tan clara si tenía fiebre?
—Sí, te mataré para así poder heredar tus bienes y convertirme en una feliz y adinerada viuda.
Bella le acercó el vaso de agua con poco entusiasmo. —No pierdas más el tiempo, bebe y traga la medicina.
Quizás por el tono áspero de Bella, Pedro no dijo nada más, simplemente la miró con sus ojos oscuros y se bebió un par de tragos de agua.
Bella dejó el vaso a un lado. —Bien, ahora a ver si... ¡Ah!
Antes de que pudiera terminar la frase, sintió un pinchazo en la muñeca, ¡Pedro la había jalado y la había tumbado debajo de él!
—Maldito... mmph.
Bella no tuvo tiempo de enojarse, pues Pedro ya le había cubierto la boca. Y en ese mismo instante, aprovechó para introducir algo en su b