Kyran estaba aturdido y apretó los puños en secreto. Su corazón empezó a acelerarse, pero entonces el dolor punzante en el dorso de la palma de la mano lo calmó. Tecleó en su teléfono y preguntó: "¿Y qué hay de ahora?".
Deirdre bajó la cabeza. "Ya sé que no eres Brendan y me he decidido", dijo. "No debería haber sospechado de tu identidad solo porque alguien me dijo que no eras Kyran. Después de todo, somos una pareja y debería tener fe en ti".
"Sí", respondió Kyran con amargura. "Deirdre, nunca seré la persona de la que hablas. Soy Kyran, tu Kyran".
"¿Mi Kyran?". Deirdre bajó la cabeza. Le parecía que a Kyran se le daban muy bien las palabrerías de enamorados y se sintió un poco avergonzada.
Kyran puso su mano sobre la de ella y preguntó: "Deirdre, ¿odias mucho a ese tipo?".
Deirdre se quedó helada. Entonces, el dolor y el sufrimiento aparecieron en sus ojos. Tardó unos instantes en calmarse y respirar hondo. "Sí. Lo odio. Su existencia es una pesadilla para mí. Destruyó todo lo