Luke me mira entre sorprendido y excitado. No me puedo creer que acabo de pedirle sexo. Dios, que vergüenza. Sueno desesperada. Y es que lo estoy.
Su mirada taladrando mis ojos me intimidan y siento calor en mis mejillas. Luke gruñe algo que no puedo entender, me levanta y camina conmigo en brazos hacia el ascensor. Me aferro a su cuello y a su cuerpo para evitar caerme, aunque sus fuertes manos en mis nalgas me sostienen.
- ¿Qué haces? – le pregunto cuando veo que marca la planta baja y saca su teléfono del bolsillo llamando a alguien.
Unos segundos después, responde.
- Katya, necesito que vengas a mi apartamento ahora y cuides de Alessa. Está dormida y no debe despertar hasta mañana, pero no quiero correr riesgos – sus ojos caen sobre mí. – Bella y yo tenemos que salir.
Cuelga y se abalanza sobre mí. Me besa con arrebato, saqueando mi boca, dejándome a su merced. Pega mi espalda a la pared del ascensor y lleva una de sus manos a mi sexo por enci