La abuela de Philip y Faye salieron de la pequeña casa de la vidente en silencio. El aire afuera era fresco y el viento llevaba un leve olor a velas encendidas.
Apenas bajaron del porche la abuela de Philip habló con fuerza. Esta mujer está loca. Está completamente loca. No debí traerte a este lugar.
Faye la miró con calma. No te culpes. Yo fui quien te pidió que me contaras todo lo que sabías sobre mi abuelo.
La abuela de Philip se detuvo y la miró de frente. Estás bien preguntó con un tono más suave.
Faye respiró hondo. Para ser sincera dijo despacio siempre me pregunté por qué mi abuelo era tan bueno conmigo. Me trataba mejor que a los demás. Supongo que ahora ya sé por qué.
La abuela de Philip suspiró. Esa vidente habla demasiadas tonterías.
Faye negó con la cabeza. Aun así me alegra que vinimos. Ahora puedo preguntarle yo misma. Quiero escuchar la verdad de su boca.
La abuela de Philip comenzó a caminar hacia el coche. Y otra cosa dijo con firmeza sin girarse.
Sí respondió Faye.