13. Conocerse

ALISA

Llevar a Víctor Porter a la cocina fue toda la hazaña, porque aunque sus ojos estaban llenos de tensión, confusión y un poco de inocencia, el hombre era inmenso. Nunca antes había conocido a un hombre tan alto, juraba que el tipo podía llegar a medir más de dos metros, lo que era muchísimo para su metro sesenta y dos. Todo el mundo daba la impresión de que estaba confiado, pero ella sabía que todos estaban asustados. Nadie había llegado a la casa en mucho tiempo y mucho menos había atravesado las puertas de aquella residencia lujosa, eso solo los hacía preocuparse por la seguridad de todos.

Se sentaron en la mesa de la cocina, Josep y Harry intentaban lucir amenazantes, pero frente a Víctor resultaba casi gracioso. Tiana caminó hasta su lugar favorito antes de servir bebidas para todos, su amiga caminó con los vasos en la mano dejándolos en el centro de la mesa. Todos tomaron sus vasos, Víctor lo hizo con cierta duda, esperaba que el hombre no creyera que lo iban a envenenar o algo parecido aunque el miedo podía servirles.

-Ya puedes explicar- soltó ella recibiendo esa intensa mirada una vez más.

Su cuerpo se estremeció sin quererlo, no sabía si era la falta de contacto masculino o que no se había acostado con nadie en demasiado tiempo, pero estar junto a Víctor la afectaba como nunca. Sus picos se alzaron con excitación y de verdad esperaba que no se vieran a través de la ropa porque eso sería demasiado vergonzoso como para enfrentarlo.

-Soy un científico, pero nunca he sido parte de una plantilla gubernamental- dijo él con esa voz oscura y profunda que tenía un matiz artificial que era difícil de percibir del todo -soy reservado con mis estudios e información, mi hermano también lo es. Es solo por los descubrimientos que hice que estoy dispuesto a compartir la información.

-¿Y tú inesperada visita a qué se debe?- Insistió ella.

-Pensé que sería más sencillo trabajar con una persona tan buena en las comunicaciones como tú- afirmó él.

Eso le dio más satisfacción de la que quería admitir.

-Dijiste que tu hermano era bueno en eso- argumentó Alisa sin dejarse amilanar -si me consiguió a mí, no creo que fuera imposible conseguir mucha más información.

-Te consiguió porque teníamos la ubicación de los mensajes- rebatió él -era muy difícil para nosotros hacer más. No estaría aquí de otro modo.

El silencio llenó la habitación una vez más hasta que las cosas se pudieron realmente incómodas.

-Yo digo que deberíamos darle la bienvenida a Víctor, porque según parece, hizo un viaje bastante largo solo para poder seguir avanzando en un estudio que nos podría ayudar a todos- afirmó Tiana entonces.

-No sé…- comentó ella con los ojos del hombre siempre sobre ella.

-Votemos- intervino Harry.

Pronto todas las manos de la mesa estaban alzadas menos la de ella, es decir, todo el mundo deseaba que Víctor se quedara salvo Alisa. Con renuencia y bajo la presión social finalmente levantó la mano y fue cando Víctor Porter sonrió deslumbrándolos a todos. El hombre era atractivo, tenía que reconocerlo. Ni siquiera cuando las cosas no eran un total caos había llegado a ver un espécimen tan apuesto como él. Dejó de mirarlo como una acosadora cuando él le sonrió a ella con intensidad. Al desviar la mirada notó como Tiana reía con una mirada de intenciones ocultas.

-Alisa te mostrará tu habitación- siguió su amiga con amabilidad -¿tienes tus insumos alimenticios en el bolso?

-Sí, los busqué antes de venir- afirmó él. Se levantó para buscarlos del bolso de color negro que llevaba.

Tiana se acercó para tomar el gran paquete y ella supo que debía levantarse.

-Sígueme- le dijo a Víctor y comenzó a caminar antes de que pudiera contestar.

Escuchó los pasos apresurados del hombre seguirla luego de unos segundos, no se volteó para ver si la seguía la verdad era que no lo necesitaba gracias al piso de madera. Caminó alternando entre las habitaciones que estaban libres hasta que llegó el momento de decidir si le daría una habitación del lado de la casa donde estaba la familia Jiménez o la de ella. Y al final supuso que si él estaba allí por ella y resultaba ser una demente era mejor tenerlo cerca en caso de que debiera cargar con algún tipo de consecuencias.

Caminó hasta la habitación disponible justo frente a la de ella y abrió la puerta antes de indicarle que podía pasar. Él le sonrió antes de pasar por su lado, la cercanía de sus cuerpos casi la hizo marearse y sin poder evitarlo se inclinó intentando captar un poco de su olor que por alguna razón era tan atrayente que se comportaba como una acosadora sin pensamiento lógico. No podía creer que estuviera actuando de ese modo, era una locura.

-Gracias por recibirme en tu hogar…-dijo Víctor con la misma amabilidad e interés en su mirada antes de interrumpirse.

-Esta no es mi casa- negó ella -es el hogar de Harry, es él quien te recibe aquí, así que puedes agradecerle.

-No sé cuál de los dos machos abajo es Harry- comentó Víctor poniéndola en tensión de inmediato.

-¿Machos?- Preguntó ella con algo de exasperación -tal vez la terminología científica sea la única que sueles usar, pero te recuerdo que se les llama hombres. Y esos hombres que están abajo son mis amigos, así que espero que los trates bien.

-No podría tratarlos mal, los siento- le dijo él a media voz se veía apenado -solo mostraba agradecimiento.

-Bien- cortó ella -te dejo para que te acomodes en el espacio, si necesitas algo puedes bajar y pedirlo.

Ella se alejó sin esperar respuesta, daba la apariencia de que no quería saber nada del hombre, pero la verdad era que por dentro estaba en crisis. No podía hacer que su corazón dejara de correr, que la curiosidad por Víctor se hiciera cada vez más persistente en su mente, quería saber todo de él. En lugar de regresar a la cocina, donde sabía que todo el mundo estaba esperándola, salió por la puerta trasera de la casa hacia el jardín. Caminó unos segundos allí antes de ocultarse bajo la sombra de uno de los árboles más grandes.

Se calmó lo mejor que pudo hasta que regresó la cocina por la puerta que daba al jardín que tanto cuidaban Mildred y Tiana. Todo el mundo se volteó a verla con interés.

-Está frente a mi habitación por lo que si algo sucede será mi responsabilidad- afirmó ella -lamento todo esto. Nunca pensé que alguien se atrevería a venir hasta aquí.

-No tienes que disculparte, cariño- le dijo Harry antes de acercarse -todos queríamos ayudar y ahora el científico que se puso en contacto está aquí. No es una mala noticia.

-Lo es si resulta ser un demente- rebatió ella con las preocupaciones en la mente- es un desconocido y ahora lo tenemos aquí con nosotros.

-Nosotros éramos desconocidos y nos aceptaron aquí- comentó Josep -solo hizo falta un poco de confianza para que pudieran notar que no éramos malas personas, ¿por qué sería distinto en este caso? El hombre no se ve amenazante a pesar de su gran tamaño y sabe de lo que habla cuando menciona todos sus estudios, dudo mucho que esté mintiendo.

Todo el mundo estuvo de acuerdo con aquellas palabras y ella solo pudo aceptarlo, no tenía muchos argumentos contra eso.

-Solo no quiero que el único lugar donde nos sentimos seguros deje de sentirse como un hogar- comentó ella a media voz.

-No lo hará- negó Tiana con una sonrisa -por lo que deberías concentrarte en ayudar a ese científico que caminó hasta aquí solo por lo que puedes conseguir frente a una computadora.

-De acuerdo- aceptó ella con una sonrisa.

Su amiga sonrió y pareció como si el ambiente general se calmara un poco. Los preparativos para el almuerzo comenzaron a realizarse, ella se quedó junto a Josep, Harry y Molly en la mesa mientras Mildred y Tiana hacían que cocinar se viera como un arte a pesar de la situación. Los platos de todos fueron servidos más el que correspondía a su nuevo inquilino, todo el mundo miró el asiento vacío en la mesa y antes de que pudiera voltear todos los ojos estuvieron sobre ella. Con un suspiro se levantó tomando su plato y el de Víctor para salir de la habitación.

Subió las escaleras lentamente hasta llegar a la puerta de la habitación y dar pequeños toques. Los movimientos adentro se detuvieron unos segundos antes de ponerse en acción de nuevo, luego el rostro de Víctor apareció en una rendija de la puerta que había abierto con mucho cuidado, Alisa frunció el ceño con curiosidad antes de intentar ver al interior, pero el inmenso cuerpo del hombre se lo impedía.

-Tengo aquí el almuerzo- anunció ella con obviedad -¿puedo pasar?

Él no contestó de inmediato, pero tenía curiosidad así que solo esperó.

-Claro- aceptó él con algo de reticencia antes de abrir la puerta.

Lo que encontró adentro realmente la sorprendió. Había varios aparatos en funcionamiento que ella no lograba comprender del todo, en uno se veían mapas de largas distancias, otros mostraban cálculos de planetas y estrellas, pero ella reconoció la vía láctea con rapidez. Todo era tan interesante que no notó que Víctor la seguía de cerca, casi chocando su cuerpo contra ella. Se detuvo entonces, solo para darse la vuelta y enfrentarlo. Él la miraba con tanto interés, era como si su mirada se reflejara en los ojos masculinos.

-Aquí tienes- comentó ella entregándole el plato en las manos.

-¿Qué es?- Inquirió él mirando el plato.

-Creo que es un guisado, una de las comidas de Tiana- explicó ella -no es su especialidad, pero no puedo decir que alguna vez algo le haya quedado mal.

-¿Tiana?- Preguntó él.

-Deberíamos hacer las presentaciones pronto- afirmó ella -es incómodo que no sepas los nombres de las personas con las que vivirás.

-Podrías decírmelos tú y así los iría aprendiendo- le pidió él.

Ella se sentó en una de las sillas cercanas al lecho y él la imitó. Uno frente al otro, comenzaron a comer, claro que la sorpresa en el rostro de Víctor la hizo mirarlo.

-Esto es delicioso, tan real y original- comentó Víctor con emoción.

-Es de las mejores cosas que tenemos considerando la situación- afirmó ella con una sonrisa -me alegra que te guste aunque es una lástima que Tiana y Mildred no hayan visto tu expresión, sé que las haría muy feliz tener a alguien que agradezca tanto la comida como tú.

-No creo que sea la única vez- dijo él devorando su plato -así que probablemente se repita.

Ella no pudo evitar reír con eso.

-¿Era tan mala la comida en casa?- Preguntó ella.

-No era mala, solo no sabía cómo esto- admitió él -mi hermano estaría tan molesto de saber lo que se está perdiendo.

-¿Eran solo tu hermano y tú?- Aquella era una buena forma de obtener información.

-Sí, estábamos juntos- afirmó él con seriedad.

-¿Y por qué no vino contigo?

-Creo haberlo mencionado, pero él no quiso arriesgarse a salir- dijo Víctor confirmando su información anterior -era peligroso que ambos viniéramos, alguien tenía que quedarse y esperar información.

-Lo entiendo- admitió ella.

Comieron en silencio unos segundos hasta que la tecnología en la habitación volvió a captar su interés.

-¿Y todas estas cosas cómo es que las tienes?- Preguntó ella.

-Algunas eran mías y las usaba para mis estudios- explicó él de forma vaga -y otros tuve que adaptarlos para que pudieran funcionar correctamente. Fue complicado, pero lo logré. Me ayudaron mucho.

Ella dejó su plato en el escritorio cercano para volver a acercarse a las cosas dispuestas, eran extrañas, pero tan interesantes. Por mucho que se enorgulleciera de su inteligencia, era difícil que pudiera comprender del todo aquellos aparatos.

-Dime la verdad, ¿eres un genio?- Preguntó ella dándose la vuelta solo para notar que él estaba junto a su cuerpo una vez más.

-Solo soy un científico más- afirmó él con sus cuerpos tan juntos que casi se tocaban.

Esa extraña sensación de anhelo fluyó entre ellos como una droga, se quedaron allí solo observándose, midiéndose hasta que Víctor se acercó solo lo justo para que su mano acariciara su pelo con suavidad. Él le soltó esa sonrisa impactante y sincera, deslumbrándola en un segundo, su corazón comenzó a correr una alocada carrera mientras su cuerpo despertaba del letargo en el que había caído desde que aquel desastre había iniciado. El golpe de excitación fue tan fuerte que ella misma se impresionó de su fuerza.

Fueron las reacciones de su cuerpo las que hicieron que se alejara de Víctor, no podía estar haciendo aquello con alguien que estaba allí en modo de investigador, algo que no tenía nada que ver con ella y su recién redescubierto deseo. Dando un paso hacia atrás rompió la conexión para regresar a la silla donde había estado, tomó su plato una vez más y comió un bocado intentado calmar su corazón. Estar cerca de Víctor era tan interesante como peligroso, Alisa lo sabía, así como sabía que caería en la trampa tarde o temprano.

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