Vuk Markovic:
Cuando desperté, las luces eran cegadoras y agudas.
Hice una mueca por el dolor que me atravesó el hombro.
¡Maldita sea! De verdad tenía la peor suerte.
—¡Jefe, está despierto!
—Sí… te debo esta —murmuré entre dientes apretados.
—Su esposa —la señora— ha estado llamando —dijo Luka con cautela—. Le dije que se había ido de viaje de negocios y que no volvería en dos días.
—Mm. Gracias. —Hice una pausa—. ¿Y la mujer y su hija?
—Abajo. Las dos están dormidas. Les di comida y agua. No esperaba que él lo traicionara.
—Ah… no lo culpes. No tenía opción.
—Yo jamás lo traicionaría, jefe. Prefiero caer antes.
Solté una risa seca.
—Por favor, no digas eso ahora… aún necesito hombres fieles. Pocos quedan como tú.
Me ayudó a incorporarme y luego trajo comida.
Comí despacio, el dolor se fue apagando con cada bocado, hasta que mi teléfono sonó.
Jennie.
—Mi cara… —respondí suavemente, saboreando cómo su nombre siempre se sentía en mi lengua. Era afortunado—demasiado afortunado—de tenerl