Podía notar que Ivanna estaba algo molesta, al parecer Raúl había salido de prisa y no había tenido tiempo de decírselo.
—¡Se fue muy de prisa! Se suponía que debía llegar a la ciudad Tormida mañana por la mañana!— Le dije antes de colgar el teléfono y regresar al lado de Máximo.
Él me miró y dijo: —María, vaya a arreglar sus asuntos.
Sonreí, me senté de nuevo a su lado y le dije: —Cuando Valeria no está con usted, debería hacerle compañía. Si no fuera porque he estado muy ocupada últimamente, ya habría venido a aquí a visitarlo.
Así estuvimos hablando Máximo y yo, hasta que Patricio regresó a la mansión Nieves. Él conversó un poco con Máximo y luego nos despedimos para irnos.
Una vez en el carro, Patricio le dijo al conductor: —¡Vamos directo a la ciudad Tormida!
No me sorprendió su decisión. El carro pronto salió de los suburbios del norte y tomó la autopista que rodea la ciudad. Sin embargo, por alguna razón, sentía que la conversación aparentemente sin propósito que tuve con Máximo