Prólogo - 3

Parte 3...

Una cosa que le gustaba mucho era cuando le hablaba en griego. Durante el acto, él le decía palabras acariciadoras en su idioma y eso la excitaba mucho e incluso la emocionaba.

Sus palabras fueron las caricias a sus oídos y completaron el acto de amor, haciéndoles llegar al orgasmo juntos y fue muy especial.

- Eísai ta pánta gia ména. * (lo eres todo para mi)

Después de saciar su anhelo y de que sus cuerpos se encontraran, permanecieron abrazados en la cama, relajándose. Acabaron quedándose dormidos.

Un rato después abrió los ojos al sentir que algo le tocaba la cara. Era Fellipe, que se aferraba a ella con su pierna sobre la suya, pasando su dedo por su mejilla.

Él sonrió al verla despierta y ella le devolvió la sonrisa. Fueron tan agradables los momentos sencillos como ese, llenos de afecto. Y pensó que ahora sería el momento ideal para aprovechar y darle la noticia.

El problema era que, a pesar de su mirada cariñosa y su tacto delicado, sabía que Fellipe no era siempre así, tan tranquilo. Y eso le daba un poco de miedo a la hora de hablar, pero tenía que hacerlo.

- Fellipe... Tenemos que hablar.

La besó en la frente y se estiró para verla mejor, apoyándose en su brazo para levantarle la cabeza.

- ¿Y de qué quieres hablar, preciosa?

- Sobre ti y sobre mí...

La forma en que su expresión cambió no fue exactamente como ella esperaba. Fellipe movió el hombro y pareció molestarse, poniendo una máscara de indiferencia en su mirada que no le gustó.

Tampoco dijo nada, sólo la esperó.

Cora estaba a punto de empezar a hablar despacio, tratando de llegar al tema principal, cuando sonó su teléfono móvil. Fellipe se giró y cogió el teléfono de la mesita junto a la cama.

- ¿Qué quieres? - dijo con cierta sequedad.

No sabía quién era, pero se sentó también, tirando de la sábana sobre su cuerpo.

- Lo sé... ¿Y has comprobado todo? - continuó hablando secamente-. Bien, puedes subir entonces.

Apagó el móvil y cogió el teléfono normal, llamando a la recepción. Le dijo al portero que dejara subir a la persona.

- ¿Quién es?

Estaba cayendo la tarde y pronto la noche se dejaría ver, ¿quién sería ahora?

- Miranda, mi secretaria personal.

Cora sintió que un fino escalofrío le recorría el cuello. Miranda era su secretaria, pero seguramente tenía otra idea sobre su jefe, ya que sabía bien que los dos tienen una relación desde hace tiempo y ella siempre se hace presente.

Después de un tiempo le pareció extraña la forma en que siempre la miraba, cada vez que estaba con Fellipe y ella aparecía, pero nunca comentó nada para no parecer una novia neurótica y celosa. Y ahora venía directamente a su piso, sabiendo que él vivía allí.

- ¿Por qué viene aquí a estas horas?

Se sentía incómoda. En las últimas semanas, Miranda había venido al piso con más frecuencia.

- Es una cuestión de trabajo", dijo, "tengo que firmar un documento y recibir otros.

- ¿Y tiene que ser aquí, en casa? ¿No puede esperar hasta mañana?

Él la miró con el ceño fruncido, pero ella no pudo saber lo que estaba pensando.

- No, no puede. Es algo urgente, Cora.

Se vistió rápidamente y salió. Se detuvo en la puerta.

- No tardaré mucho, luego volveré y hablaremos.

Salió y dejó la puerta abierta. Cora tragó con fuerza. Estaba celosa, por supuesto, pero la cuestión era que se había interpuesto para revelar que estaba embarazada.

Ahora dudaba de si podía contarle su embarazo. Tal vez debería dejarlo para el día siguiente. Oyó su voz hablando con Miranda. Se levantó y corrió hacia el armario para ponerse algo.

Ella estaba saliendo del armario cuando él volvió a entrar en la habitación. Fue algo rápido. Llevaba un gran sobre blanco en la mano. Se detuvo y sonrió.

- Ah, pero ¿ya estás vestido? Lo prefiero cuando está desnudo sobre la piel.

Se acercó a él.

- ¿Se ha ido?

- Sí, fue rápido. Acabo de firmar un documento y me dejó otros para analizar - abrió el sobre.

Quería hablar con él, aunque tenía miedo. Lo intentó de nuevo.

- Fellipe, no hemos hablado y...

Sonrió, dejó el sobre junto al televisor y empezó a abrirse la camisa y los pantalones.

- Entonces empezaremos de nuevo y hablaremos.

- No, tenemos que hacerlo ahora", le apretó los dedos.

Torció la boca y puso cara de disgusto. Se sentó en la cama y dejó escapar un suspiro resignado.

- Muy bien, entonces - señaló - Empieza.

Sintió un peso sobre sus hombros. Ahora tenía que seguir adelante.

- ¿Cora? ¿Qué es tan importante que no puede esperar?

- Yo, um... Quiero saber lo que realmente tenemos...

Levantó una ceja.

- Lo que realmente sientes por mí, Fellipe. - apretó los dedos, empujando las uñas en las palmas.

- Ah, eso es -se pasó los dedos por el pelo negro, agachando la cabeza y emitiendo un sonido de irritación.

- Quiero saber si... Si tenemos un futuro juntos, si vamos a casarnos, si vamos a ....

Se levantó rápidamente. Se dirigió hacia ella.

- ¿Cuál es el problema ahora?

- Nada... Sólo quiero saber - se encogió de hombros - No hablas de nosotros en el futuro, todo lo que dices es actual, es para ahora...

- Exactamente - dio una risa cínica - ¿Por qué pensar en el futuro? Vivimos en el presente, hoy, querida.

- Pero necesito saber -se retorció las manos con nerviosismo- hacia dónde vamos con esta relación y si...

Autora Ninha Cardoso

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