Cap. 3

"Gabriel" se coloco el conjunto deportivo y las zapatillas que Renata le entregó, le quedaba ajustado pero lo que más le molestaba era saber que seguro le pertenecía a su novio.

Al salir la encontró ya lista, los años le habían sentado bien.

Renata: - ¿te quedó bien?- no pudo evitar recorrer con la mirada su figura.

Noah:- un poco ajustado, pero funciona- pudo notar la mirada indiscreta de Renata.

Renata: -que bueno, debemos irnos- ella se apresuró, era demasiado extraña la situación.

Noah: - tienes razón ¿podría darme tu número?-

Renata: - no creo que sea necesario, fue demasiado raro esto-

Noah: - no me malinterpretes, pero me gustaría coordinar para devolverte la ropa de tu novio, no quiero que tengas problemas- quería saber algo de su vida y de ser posible volver a ella.

Renata: - no es necesario que me la regreses, a quien se la compré no le gusto, así que has con ella lo que consideres mejor-.

Salieron del departamento y se despidieron cordialmente.

Renata: - bueno Gabriel, espero que la policia te recupere tus cosas- se marcho como si nada.

Noah en ese momento recordó que le había dado su segundo nombre, era tan extraño que alguien lo llamé así, pero le gustaba.

Camino directo al bar donde su asistente lo esperaba. Su asistente se encontraba preocupado, su jefe nunca había pasado una noche fuera de su casa. Lo sorprendia verlo por primera vez con un atuendo deportivo y un porte desalineado, pero algo en su mirada había cambiado, como si algo bueno hubiera sucedido.

Noah: - necesito un nuevo teléfono- dijo perdido en sus pensamientos - mejor compra dos, pero del segundo solo tú puedes tener el número- mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro.

Asistente: - como diga señor, disculpe la indiscreción, algo bueno sucedió en la noche- sabía que seguramente lo reprendería, pero verlo tan amable le sorprendía.

Noah: - si, me asaltarón- mientras recordaba la mirada preocupada de Rebeca.

Asistente: - señor, necesitamos llevarlo al hospital y a la policia- era una sugerencia lógica.

Noah: - olvídalo, estoy muy bien, organiza un almuerzo con mi abuelo-

Asistente: - ¿tiene alguna preferencia del lugar?-

Noah: - alguno que sea de su preferencia, pero evita los de esta zona-

Asistente: - entendido-

Renata llegó alrededor de las diez de la mañana al hospital, intentando disculparse, pero nadie la regañaba. Su padre le explicó de forma sencilla el estado de salud de su abuela y luego le dijo que iría a descansar, que regresaría a la tarde pero no si necesitaba salir regresaría antes.

Se acercó a la cama de su abuela y dándole un beso en la frente los ojos de la anciana se abrieron y preguntó - cariño, ¿no deberías estar descansado, que haces aquí?, tienes ojeras. No me digas que sigues trabajando en el bar, no es apropiado que una chica de tu edad se exponga a esos lugares- Renata la empujó un poco y se acurrucó junto a ella en la cama - no me retes, estoy cansada- dándole un poco más de espacio le recordó - deberías volver a tus estudios, tu padre puede mantenerte, tienes un buena educación de base- fingió dormirse pero antes le murmuró - lo pensaré-.

Su familia siempre quiso saber por que estaba tan negada a volver a estudiar, era sobresaliente en sus estudios, su padre se esforzó tanto para costearle los semestres del Instituto. Nunca pudieron descubrir la razón de su comportamiento, pero ella era independiente y sus gastos extras eran cubiertos por su trabajo.

Habían pasado cinco años, tal vez sería buen momento para revisar sus opciones, en aquel momento le gustaba la idea de trabajar en alguna gran empresa, pero el temor a encontrar su pasado la hizo cambiar su rumbo. Pero desde que Eduardo le mencionó que podría brindarle un lugar en su empresa, una pequeña chispa de motivación comenzó a arder dentro suyo.

Una tos ahogada la saco de sus pensamientos -Rebeca podrías servirme agua, siento la boca seca- le sirvió el agua y acomodo su cama para que estuviera más cómoda. El teléfono comenzo a sonar una y otra vez, ella directamente lo mandó al buzón de voz, su ceño se frunció y su abuela decidió no preguntar suponiendo que era su novio.

Golpearon la puerta de la habitación y un enorme ramo de flores ingresó junto a un apuesto joven.

Rodrigo: - Señora López, estas flores son para tí- ignorando el mal humor de Renata.

Abuela: [emocionada por el regalo] - querido, gracias eres tan amable-

Renata: - ¿que haces aquí?-

Rodrigo: - como me ignoras, vine a buscarte- tomando asiento junto a la anciana.

Renata: - Deberías irte, mi abuela esta cansada-.

Rodrigo: - ¿abuela te encuentras cansada? ¿ puedo quedarme un rato?

Abuela: - Cariño, ¿que te hizo este chico para que seas tan grosera?-

Renata: - nada, se puede quedar- tratando de matarlo con la mirada.

Rodrigo ignoró la mala cara de Renata y se dedico a mimar a la abuela hasta la tarde. Antes de irse le mencionó a la abuela que volvería a visitarla, ella asintió emocionada, creía que era él novio de Renata.

Rodrigo: - ya debo irme, pero si me necesitas solo tienes que llamarme y vendré de inmediato-

Renata: - luego hablamos Rodrigo- con un tono molesto.

El joven no pudo contenerse y la abrazó, susurró a su oído - es la primera vez que me llamas por mi nombre-. Renata fingió y devolvió el abrazo - sigues igual de molesto que en la secundaria-.

Su padre entró y al verla abrazada con un chico quedó impactado, pero complacido, era tiempo de que presente un novio.

Rodrigo le estrecho la mano - Dr. Lopéz es un placer conocerlo, soy Rodrigo Ibañez- y entablaron una breve conversación que derivo en que Renata sería acompañada por Rodrigo hasta su casa.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP