El turno comenzó a las 22:00 horas, para habilitar la entrada a las 23:00 horas; rápidamente el lugar estuvo a su máxima capacidad.
En el salón VIP, un grupo de jóvenes festejaba un reencuentro de promoción. Renata se encontraba en la barra; varios chicos intentaron coquetear con ella, pero no estaba interesada en tener ningúna relación. En el salón, el grupo mantenía la misma dinámica que en el secundario: Noah, cohibido detrás de la personalidad avasalladora de Angela Rodríguez Acuña, mientras que Rodrigo se mantenía distante a la espera de una persona. Rodrigo miraba la puerta y su reloj constantemente. Pasó más de una hora y Renata no daba señales de llegar. Envió un mensaje: "¿Vendrás?" La impaciencia era evidente en sus manos. Organizó ese reencuentro con la finalidad de volver a tener contacto. "No, gracias igual por la invitación." Su ceño se frunció y quiso salir del lugar, pero la voz venenosa de Angela lo frenó: "Rodri, ¿vas a algún lado?", voy a la barra, contestó de forma fría. Un par de chicos intentaban conseguir el número de Renata, eran intensos y se la notaba incómoda. Rodrigo, que estaba molesto desde la cena, se acercó y, sin que ella pueda evitarlo, la besó de forma apasionada. "¿Algún problema con mi novia?" Los muchachos se fijaron en su ropa y se dieron cuenta de que no era cualquier hombre, solo negaron con la cabeza y se fueron. "-Señor Ibáñez, ¿qué hace?" - desde la escuela ella se dirigía a él con ese término. "-Cuido a una amiga, siempre te rodeas de tontos" - tomando asiento en la barra. "-¿Qué te sirvo?" - quería que volviera con su grupo lo más rápido posible. "-Un whisky con dos hielos" - se lo sirvió de forma rápida - "invito yo, gracias y chau". Volvió al salón molesto, varias chicas se sentaron a su alrededor, era uno de los solteros más codiciados pero nadie calentaba su corazón. Los juegos infantiles de Angela lo irritaban, todo giraba en torno a ella y Noah creía cada una de sus mentiras. Alguien del grupo hizo la pregunta incómoda: "¿Alguien sabe qué es lo que sucedió con Renata, la becada?" Todos la recordaron y comenzaron a burlarse: "Esa arribista debe tener algún empleo mediocre o con suerte tendrá algún sugar, ¿no lo crees, Noah?" comentó de forma segura Angela. Noah no respondía, pero su silencio era la validación que la zizañosa quería. Rodrigo negaba con la cabeza mientras miraba a su antiguo amigo - Angela, hablas con demasiada ligereza de Rena, mientras Noah cubre tus caprichos- . Ella quiso increparlo, pero Noah sujeto su muñeca con fuerza y la obligo a mantenerse callada. Noah cansado de todos esos juegos, caminó a la puerta, Angela intentó detenerlo pero con solo una mirada desistió. Las situaciones sociales en Noah seguían generando ansiedad, con el tiempo aprendió a manejar su cuerpo. Se mojo el cabello y la nuca tratando de olvidar el rostro de Renata, colocó algunos ansioliticos por demás, bajo su lengua. El bar estaba apunto de cerrar, por lo que salio en un estado deplorable, camino zigzagueando y en un callejón oscuro a pocos metros fue asaltado. Le dieron un par de golpes, le quitaron sus pertenecías dejandolo solo con los pantalones, el efecto de las pastillas dio como resultado que se duerma en la calle. Renata fue la última en irse, su departamento estaba a solo unos metros del restobar y al ser una zona "segura" no necesitaba que nadie la acompañe a su hogar. Un ruido extraño proveniente del callejón la alertó, con temor se acercó, al ver al hombre completamente indefenso dudó en llevarlo a su casa o dejarlo en el lugar; pero una lluvia torrencial empezó a caer. Con dificultad lo llevo a su hogar, lo tiro en el sofá, reviso sus signos vitales verificando que solo estaba dormido placidamente e intento buscar alguna identificación pero no encontró nada. Su rostro le era familiar, pero no lo conocía. Se sentía cansada y era una locura dormir con un desconocido. Por lo que se atrinchero en su habitación rogando al cielo de que nada malo le ocurra. Alrededor de las 8:30 de la mañana Noah se despertó, lo primero que sus ojos observaron fueron una serie de fotos y para su sorpresa eran de Renata, no recordaba como llegó, tampoco la razón para estar semidesnudo. Escucho que una puerta se habría y fingió dormir, Renata nuevamente reviso que solo se encontrara dormido, sería muy difícil de explicar si ese hombre no despertaba. Le seguía pareciendo familiar, pero sus preocupaciones fueron descartadas de inmediato, seguramente era algún cliente frecuente de su trabajo. Era una situación incomoda pero necesitaba que ese extraño se largue de su departamento para poder ir a reemplazar a su padre en el hospital. Renata: [de formar suave lo zarandeo] - Disculpa, pero necesito que te vayas.- Noah: - Hola, sí. pero podrías explicar que sucedió anoche.- Renata: - solo te encontré en el callejón y como llovía te traje a mi casa, por la forma en la que te encontré supuse que fuiste asaltado. Deberías pedir las cámaras en el centro de monitoreo.- Noah: - entiendo, gracias, debería irme.- no terminaba de descubrir si lo reconocía o no. Renata: - creo, que esto podría quedarte bien y te daré algo de dinero para él colectivo- [tomando un par de billetes] - deberías avisar que te encuentras bien- mientras desbloqueaba su teléfono para que pueda llamar. Noah tomo su teléfono y vio que ella se dirigió a la cocina. Un mensaje de texto llegó *Renata, perdón por el beso de anoche, dejamé invitarte a cenar para compensarte* no lo tenía en su agenda, pero ese número lo conocía; era de Rodrigo. Sentía que la sangre le hervía, marco el número de su asistente - soy yo, búscame en el bar-. Respiro profundo tratando de no parecer afectado y fue en búsqueda de Renata. Noah: - lo siento, sin querer vi un mensaje de tu novio- tratando de mantenerse fuerte. Renata miro el teléfono y le dijo - no es mi novio, es solo un ex compañero de la escuela- le sirvió un café con unas medialunas rellenas de jamón y queso que terminaba de calentar. - dormiste en mi sofá, pero todavía no pregunté tu nombre- Ahora entendía la razón por la que lo trataba también, su cambió físico era tan evidente que ya no quedaban rastros del gordito con problemas de ansiedad que ella conocía. Lo tomó como una oportunidad para limpiar su imagen - soy Gabriel, gracias por lo de anoche- estrechandole la mano - no fue nada, termina de desayunar y te vas- mientras su mente pensaba que estaba loca por haber permitido que un hombre extraño entre en su casa y que si su padre lo sabía, definitivamente la haría volver a vivir con él.